Carlos E. Ponce S.
Venezuela viene esperando un proceso de cambios verdadero por muchos años. En el proceso se han aprovechado falsos profetas y charlatanes de oficio, unos de ellos más peligrosos que los otros. Decir que Hugo Chávez es el único responsable de los males que tiene Venezuela es traicionar la historia y además cegarse a lo que ha sido un proceso irresponsable de carencia de liderazgos. Claro esta que Chávez ha sido la peor plaga que le pudo caer a Venezuela, pero hay también otros co-responsables.
Luego del caracazo en 1989, los intentos de golpes de estado de Hugo Chávez Frías y sus seguidores en 1992 y el juicio por corrupción del Ex Presidente Carlos Andrés Pérez que lo saca del poder en 1993, la gente esperaba algo mejor de sus liderazgos y quería cambios reales a nivel político, económico, educativo y como sociedad. Bajo el manto de un discurso populista de “cambio” y dudosas elecciones, en 1993 el país se equivoca eligiendo a Rafael Caldera de nuevo para ocupar la presidencia de la Republica. Es allí cuando se rompe el bi-partidismo y se acelera el suicidio de los partidos. Rafael Caldera crea su propia coalición de partidos minoritarios y miente abiertamente con una oferta de cambio social, en un discurso populista irresponsable.
La gente se defraudo con Pérez esperando el regreso de la “Venezuela Saudita” y luego el Ex Presidente Caldera simplemente no entendió el mensaje que el país le estaba dando y se concentro a gobernar con divisiones y sin construir instituciones sólidas. Su soberbia aceleró diversas e innecesarias crisis y así potencio la figura de Hugo Chávez. De igual forma la destrucción de los partidos políticos y el suicidio colectivo en el año 1999 terminaría trayendo los lodos en los cuales se ha hundido el país en los últimos 13 años. El resto es historia conocida, el inexperto fracasado militar golpista autoproclamado de izquierda gana la ultima elección democrática que se celebra en Venezuela y se dedico a acumular y concentrar poder en su persona y a gobernar Venezuela como una hacienda personal. Son 13 años de persecuciones contra la iglesia, los empresarios, la banca, la sociedad civil, los ganaderos, los dueños de tierras productivas, los constructores, los periodistas y cualquiera que no rinda pleitesía y tributo al nuevo rey. La destrucción del precario parque industrial, la desaparición de la industria farmacéutica, la desaparición de la agricultura y la salida del país de miles de personas capacitadas e innovadoras son producto de la ceguera de Chávez. Las listas de “enemigos” del régimen restringieron cargos públicos, documentos o contrataciones lo que ha llevado a miles de venezolanos/as a abandonar el país. Un proceso de totalitarismo ayudado por fallas en la oposición con golpes de estado, paros mal organizados y división. Más de un billón doscientos mil millones de dólares (US$1.200.000.000,00) en ingresos petroleros robados o mal gastados y la institucionalidad simplemente desaparecida, así como un endeudamiento sin precedentes. A ese monto hay que añadirle los ingresos por narcotráfico ya que Venezuela, su gobierno y la industria petrolera se han convertido en la más grande lavadora gubernamental de dinero proveniente del narcotráfico. La transformación de una sociedad que se juraba saudita a una sociedad de mendigos.
En un país donde el 35% de la población confiesa públicamente que no desea trabajar y que prefieren vivir de cualquier programa social que les de mediana subsistencia, donde la bandera oficial es la invasión y ocupación de tierras productivas (robo) o donde los miles de “damnificados” que viven en Ministerios y dependencias oficiales simplemente se conformaron con ser parásitos del estado, dedicándose simplemente a la droga, la prostitución y esperar las tres comidas al día que le dan en sus “refugios”, donde la investigación, la excelencia, la educación y la innovación ya no son importante (lo importante es la “revolución”) o donde la iniciativa privada se concentra simplemente en ver como salvar sus activos de la voracidad del régimen o de las invasiones orquestadas por el régimen, no podemos esperar nada bueno para el futuro a menos que se de un cambio educativo radical. Y no sólo es en las clases menos aventajadas que vemos estos problemas, los banqueros y el sistema financiero de Venezuela es simplemente una plataforma complaciente que vive de los préstamos, bonos y colocaciones del Estado, lo que los convierte en parásitos de traje y corbata, pero igual son parásitos. Estamos en presencia de una o dos generaciones perdidas y un daño terrible a la capacidad de superación del venezolano.
Una sociedad que pasó de ser país alterno de tráfico de droga a ser “el país” donde consume, se produce o transita gran parte de la droga que recorre el continente o su industria petrolera sirve de la mayor lavadora de dólares manchados con droga o sangre. Donde es el puente principal de la droga que va a África, Europa, Estados Unidos y Brasil. Pasar a ser un país de refugio de personas perseguidas por las dictaduras a ser un caso de dictadura persiguiendo a los ciudadanos donde los derechos humanos, la justicia, la libertad y la democracia han pasado a la historia. Una sociedad aterrorizada por la violencia que mata a más de 18,000 personas por año en un país de sólo 27 millones de habitantes. Una sociedad pacifica que ha sida alimentada con odio y división por más de 13 años con un gobierno que ha venido armando a la población civil y creando sus propias milicias para sus fantasías de guerras asimétricas.
Pero no sólo son los 13 años de Hugo Chávez, ya el populismo había sido la bandera de los presidentes anteriores quienes han venido poniendo un grillete a las potencialidades de Venezuela y de los venezolanos.
Una de las pocas cosas positivas de la década y media pérdida de Hugo Chávez es que ha ayudado a que finalmente la oposición se una y se vuelva cada día más democrática. La construcción de alternativas electorales viables para dirigir un equipo de liderazgos que pueda atender a la grave crisis que enfrenta el país es un síntoma positivo de que Venezuela puede tener una salida. El reto es derrotar las taras estructurales, políticas y mentales creadas por la dictadura del populismo.
Venezuela afronta el reto de seguir una ruta democrática electoral contra un sistema viciado y un presidente enfermo. Un Hugo Chávez enfermo de poder y al mismo tiempo con una enfermedad real, un sarcoma maligno que lo pondrá más agresivo, enloquecido y malvado, es un contrincante difícil que tratara de retener el poder por cualquier medio disponible. Las componendas alrededor del dictador para tratar de mantener a las elites “chavistas” y los grupos de droga y corrupción que caracterizan el gobierno serán otro elemento difícil de vencer. El régimen de Chávez no sólo mantiene a sus elites, sino que es fundamental para la permanencia en el poder de los dictadores Castro en Cuba, la penetración de Irán en Latinoamérica, los carteles y el imperio de la droga que opera libre en Venezuela y los numerosos chulos que viven de las locuras de grandeza global del tirano. Lo peor es mantener la ignorancia y la tara mental en la que se encuentran millones de venezolanos, cubanos, ecuatorianos y nicaragüenses que han perdido la capacidad de soñar, de innovar y de buscar superarse.
Vienen tiempos de manipulación política, legal y de potencial violencia para controlar el poder en Venezuela. Las fuerzas del entorno de Chávez y los aventureros, tanto dentro del gobierno como en algunos grupos de “oposición”, trataran de mover las elecciones a diciembre o después del 2012 o de generar falsos gobiernos de transición. No importa que tan enfermo este Chávez, o si le quedan días, meses años o décadas, lo importante es pasar la página y enfocarse en estrategias democráticas para sacar al país de este hueco sin fondo en el que ha caído.
Como siempre la mejor alternativa es la ruta democrática, mantener criterios de unidad, la resistencia pacífica y procurar unificar el país, venciendo las falsas divisiones.
Mientras tanto nuevamente se le ha mentido al país con falsas promesas de cambio social, otra década más perdida para realmente impulsar a Venezuela hacia un país de primera. En el tiempo que Hugo Chávez irrumpió en la escena política, 4 de febrero de 1992, el mundo simplemente ha cambiado y Venezuela se quedo atrás, pero lamentablemente ni Carlos Andrés Pérez, ni Rafael Caldera ni Hugo Chávez se dieron cuenta, en particular Hugo, que ha tenido la oportunidad de todo el poder y en sus manos podía quedar enrumbar el país hacia un verdadero cambio social, económico y político inclusivo. En este tiempo en la región Brasil se ha convertido en una potencia mundial con cuatro gobiernos democráticos consecutivos que han generado confianza y un balance de crecimiento con cara humana, Perú viene progresivamente saliendo de la pobreza con crecimiento económico, al igual que Uruguay, Chile, El salvador, Panamá y Colombia. Las dos Latinoaméricas van de la mano, una avanzando hacia el progreso y la igualdad con una mezcla de desarrollo económico con cara social y la otra embelesada por falsos discursos pseudo-ideológicos retrocediendo a pasos agigantados.
En Venezuela, un candidato de oposición de Centro Izquierda en un partido de Centro Derecha electo como candidato de unidad por una primarias abiertas con partidos de todas las tendencias, que pese a las amenazas participaron 3.1 millones de personas, que extrapolándolas a elecciones nacionales hablaríamos de 6.5 a 7 millones de votos, es un buen aire para el país. La oposición derroto con votos a Chávez en la últimas dos elecciones, el referendo constitucional del 2009 y las elecciones parlamentarias del 2010. En las recientes elecciones de la plataforma de Chávez en el 2010, con todo y la inversión y movilización del régimen sólo participaron 700.000 personas y en las últimas elecciones presidenciales en 2006 Chávez resulto electo con 7.3 millones de votos. Sólo el simple análisis de la data electoral y sumarle los datos de decrecimiento macroeconómicos del país, el incremento de la violencia, las falsas promesas, la crisis económica, la escases, las fallas eléctricas, la corrupción y el mal gobierno, todas ya asociadas por la gente directamente a Chávez, todo eso junto da una muy probable derrota de Chávez si las elecciones fueran limpias. Es el viejo Chávez y su modelo anticuado contra un candidato que tenia 19 años cuando Chávez intenta su golpe de estado o que no había nacido cuando Chávez había iniciado su conspiración en los cuarteles. Chávez representa el pasado, un pasado violento y déspota, esperemos sea el final de una era de populistas en Venezuela.
Chávez no ha sido el comienzo de una era sino el final de otra. Su revolución ha sido más de lo mismo, una mezcla de populismo con ignorancia con violencia con caudillismo, todo financiado con petro-dólares; de esos caudillos delirantes hemos tenido mucho en Latinoamérica, unas veces disfrazados de derecha y otras de izquierda. Los Venezolanos deben tener claro que no es salir de Chávez el objetivo, la realidad es que deben es salir de la ignorancia, y que tampoco la alternativa es volver a un pasado que tampoco era lo mejor para el país.
A nivel de la región no hablamos que la salida de Chávez sea una derrota para la izquierda, es más bien la derrota del fascismo que se ha disfrazado de izquierda en Venezuela, Nicaragua y Ecuador, es ver claro por fin una salida de Cuba de la tiranía que azota a la isla por las ultimas cinco décadas. Sin Chávez los triunfos de los gobiernos democráticos de Ignacio “Lula” Da Silva, Michelle Bachelet o Tabaré Vázquez habrían tenido más brillo. Dinosaurios como Castro, Ortega o Chávez simplemente dañan el discurso progresista de progreso con cara social, donde el objetivo no es ayudar a los pobres sino que generemos las condiciones para que nadie sea pobre.
Lo que un día fue no será ya, la Venezuela saudita no existe más, es ahora una tierra endeudada a los Chinos, los Iraníes, los Rusos, los carteles y las mafias, ya las décadas anteriores se perdieron y no volverán, simplemente se perdió la oportunidad; pero no todo esta perdido, la verdadera revolución debe empezar ahora, una revolución educativa, innovativa y creativa. Se debe transformar un gobierno que promueve vagos y mendigos a un verdadero promotor de innovación. En lugar de un gobierno centralista todopoderoso, se debe reinventar al gobierno y convertirlo en un ente que facilite la educación, la inversión, la generación de empleos y la innovación.
Se debe cambiar el concepto de “EL LIDER” por liderazgos colectivos, porque superar la tara de la ignorancia requiere esfuerzos colectivos.