Thursday, May 16, 2024

Venezuela: Edmundo en el Pais de las Maravillas

 

Venezuela: Edmundo en el país de las maravillas

Por Dr. Carlos E. Ponce. Profesor Boston University, Northeastern University y Framingham State University

Publicado en El Tiempo Latino, 05/16/2024

https://eltiempolatino.com/2024/05/14/opinion/venezuela-edmundo-en-el-pais-de-las-maravillas/

Es bueno tener esperanza, sobre todo cuando se vive bajo la miseria de una dictadura sádica y corrupta, pero hay que tener claro los escenarios de una posible transición en Venezuela, y los mismos son bastante complicados. Los venezolanos deben tener claro que son 25 años de una dictadura, ahora en manos de Nicolás Maduro, que se ha mostrado despiadada, que se ha acostumbrado a engañar y manipular; y donde prevalece la ilegalidad, el fraude, la corrupción y la carencia de cualquier punto de decencia o de respeto del ser humano.

Hay una oportunidad de cambio en Venezuela, pero todo podría ser muy complicado. El régimen tiene el viento en contra, un desprestigio popular creciente con números de rechazo cercanos al 85% de la población (que quiere un cambio político) y una intención de voto de 75% de la población, una crisis interna de lucha entre factores del Chavismo-Madurismo que ha llevado a uno de sus principales operadores económicos preso, una ilegitimidad internacional que ya esta minando el apoyo incluso de aliados tradicionales, y una crisis económica dolarizada que impide imprimir dinero y además los aliados económicos como China, Rusia, Irán, o Turquía en crisis. Las operaciones ilegales cambiarias se manejaban a través del Ex Vicepresidente de Maduro y Ex Presidente de la petrolera venezolana Tareck El Aissami, quien ahora esta preso por el régimen. Esto, obviamente reduce la operatividad de Maduro y sus cómplices. Un grupo en poder perseguido por los fantasmas del caos que han creado, y para corolario, un caso contra Maduro que sigue avanzando en la Corte Penal Internacional. 

Pero al mismo tiempo es el mismo régimen que durante 25 años ha hecho fraude masivo, que controla todas las instituciones, que maneja un sistema de justicia arrastrado y cómplice, que tortura, viola derechos humanos, persigue y manipula. Es el mismo régimen que viene usando la violencia y el control policial y militar para mantenerse en el poder. No es un gobierno con tendencia autoritaria, es una dictadura brutal que le ha convenido dar la ilusión de que existe alguna forma de modelo popular de gobierno. Es un poder electoral que sigue mostrando una parcialidad y una falta de cualquier posibilidad de independencia o decencia. Hay un padrón electoral viciado y no auditado de supuestamente 22 Millones de votantes, en un país de 28 millones de habitantes desarrollado durante la presidencia de Hugo Chávez y luego por Nicolas Maduro. Si a ese registro electoral se le quitaran los muertos, los votos falsos creados a capricho por el régimen, y los más de 8 millones de venezolanos que se han ido del país (5 millones de votantes), se tendría un número real de potenciales votantes de 11 millones. Las matemáticas no mienten, si de los 8 millones que se han ido solo le dejaron actualizarse a 69.189 y de los 2.5 millones de nuevos votantes que deberían ingresar al sistema solamente se registraron un 30%, más una tasa de mortalidad del 8%, lo que reduce los votantes reales en 200,000 por año, el régimen cuenta con más de 11 millones de votantes inexistentes incluyendo los que no podrán votar desde el exterior. Un sistema electrónico no verificado o auditado que maneja a conveniencia los votos. 1700 nuevas mesas electorales nuevas ficticias, mesas itinerantes y otros centros fantasmas que han sido creados en los 25 años de dictadura, todo apunta para un mega-fraude en Julio de Nicolas Maduro. 

El primer escenario para el 28 de julio es claro, un régimen que se le va la vida si entrega el poder por las innumerables ilegalidades y sus alianzas con el crimen organizado va a hacer todo lo posible por preservar el poder. Maduro y sus cómplices van a entorpecer la campaña opositora (como lo viene haciendo), y van a hacer fraude. Con todos los elementos en mano para el fraude, es un régimen que puede buscar distribuir los votos fantasmas entre los opositores tarifados (conocidos como alacranes) y adjudicarse una mayoría mínima para “derrotar” al candidato opositor Edmundo González. Al mismo tiempo los candidatos “opositores” tarifados validarían el fraude.

Otras variantes de este escenario podrían ser inventar casos de corrupción al candidato mayoritario de la oposición o una estrategia de represión masiva que impida el voto. De los escenarios disruptivos del régimen puede llegar un supuesto conflicto con Guyana para restringir la movilidad y declarar suspensión de las elecciones. Y precisamente esa suspensión traería una similitud con la situación de Nicaragua, pero la diferencia es que en Nicaragua gobierna una sola familia y en Venezuela a los corruptos del gobierno y a sus aliados económicos les gusta la buena vida, y un cerco internacional no les va bien. La militarización con la frontera con Guyana y la construcción de infraestructura de Venezuela en la Zona en Reclamación para provocar a Guyana y la comunidad internacional no son buenas noticias y refleja un interés del régimen de militarizar el país y así evitar protestas sociales por el fraude.

El otro escenario, la fantasía o el país de las maravillas en el que soñamos millones de venezolanos, es la posibilidad de salir de la pesadilla de 25 años de dictadura ineficiente, corrupta y criminal. Si, es cierto que todas las encuestas muestran al candidato de oposición con un favoritismo amplio del voto de más del 60% de la población, si fueran circunstancias “normales”, no habría duda del triunfo opositor, pero por supuesto, esto en Venezuela no es una probabilidad sólida. Es importante la esperanza y la mente positiva, pero no en exceso porque la complicada ruta que tenemos al frente requiere de sacrificios; no de triunfalismos.

 

Para que existan cambios de regímenes y transiciones luego de autoritarismos es necesario que existan movimientos sociales fuertes y coordinados que presionen al régimen desde la base, fuerzas opositoras que coordinen esfuerzos para lograr plataformas unitarias de contención, un detonante de fuerza que eleve el costo al régimen y la fractura interna del grupo de poder que permita negociaciones con elementos más democráticos del régimen para una transición. Sin esas condiciones no hay transición, excepto por la fuerza, y ese no es un caso posible en Venezuela.

 

La fuerza que ha demostrado María Corina Machado en la calle, con una movilización masiva nacional se asemeja a lo que le permitió a Acción Democrática acceder al poder que poseía el dictador Marcos Pérez Jiménez o similar a la movilización que logró Hugo Chávez en su momento. El error del régimen de prohibirle la salida del país y prohibirle volar en Venezuela la obligó a una campana de calle, que ha sido imposible al régimen detener. La inhabilitación de Machado tampoco evito una estrategia de sobrevivencia electoral de los partidos de oposición, que encontraron a un candidato desconocido, Edmundo González, como alternativa que pasó inadvertido por el régimen. Machado asume la postura similar a la de Aung San Suu Kyi de Burma/Myamar que en 2006 se hizo a un lado de la campaña presidencial para poder derrotar a la Junta militar cuando la inhabilitaron. Su movilización para el 28 de Julio, también debe continuar para las elecciones del 2025, y en caso de fraude masivo, para presionar por el cambio. Ya sabemos que la esperanza sin estrategia es ilusión.

El escenario de fraude electoral se podría asemejar a lo que vivió Perú con el gobierno autoritario de Alberto Fujimori donde el organismo electoral (ONPE) estaba al servicio del autócrata cometió un fraude masivo donde había más votos que votantes. La comunidad internacional denunció el fraude y la oposición inició movilizaciones sociales por todo el país, incluyendo la llamada “Marcha de los 4 Suyos”, que llevó a muchos partidarios del gobierno fujimorista a renunciar y sumarse a las protestas. Fujimori en un viaje a Japón decide quedarse y arranca la transición. 

Un factor importante que debe darse es crear los incentivos para una transición, que a los integrantes del grupo en poder le sea posible pensar en su sobrevivencia con un cambio político en Venezuela. Si los que están en el poder con Maduro piensan que su futuro está en la cárcel o en el exilio no van a facilitar una transición y sin ellos sería un escenario casi imposible. Es duro que luego de tanta persecución y la tragedia que se ha vivido en estos 25 años se pueda pensar en espacios de diálogo y co-existencia con criminales, y es natural que muchos queramos ver presos a los que nos persiguieron, pero pensar en años adicionales de esta tragedia que ha impulsado a más de 8 millones de personas a escapar, merece la pena un cambio de mentalidad. 

Si se da el escenario del país de las maravillas, Edmundo Gonzalez como presidente podría ser clave en un gobierno de transición incluyente que lleve a una reforma constitucional, transformación institucional y un gobierno de unidad que lleve la transición hacia un país vivible y posible. Pero falta mucho y se requiere de mucho compromiso y esfuerzo y no solo de esperanza y sueños.

El escenario de fraude electoral se podría asemejar a lo que vivió Perú con el gobierno autoritario de Alberto Fujimori donde el organismo electoral (ONPE) estaba al servicio del autócrata cometió un fraude masivo donde había más votos que votantes. La comunidad internacional denunció el fraude y la oposición inició movilizaciones sociales por todo el país, incluyendo la llamada “Marcha de los 4 Suyos”, que llevó a muchos partidarios del gobierno fujimorista a renunciar y sumarse a las protestas. Fujimori en un viaje a Japón decide quedarse y arranca la transición. 

Un factor importante que debe darse es crear los incentivos para una transición, que a los integrantes del grupo en poder le sea posible pensar en su sobrevivencia con un cambio político en Venezuela. Si los que están en el poder con Maduro piensan que su futuro está en la cárcel o en el exilio no van a facilitar una transición y sin ellos sería un escenario casi imposible. Es duro que luego de tanta persecución y la tragedia que se ha vivido en estos 25 años se pueda pensar en espacios de diálogo y co-existencia con criminales, y es natural que muchos queramos ver presos a los que nos persiguieron, pero pensar en años adicionales de esta tragedia que ha impulsado a más de 8 millones de personas a escapar, merece la pena un cambio de mentalidad. 

Si se da el escenario del país de las maravillas, Edmundo González como presidente podría ser clave en un gobierno de transición incluyente que lleve a una reforma constitucional, transformación institucional y un gobierno de unidad que lleve la transición hacia un país vivible y posible. Pero falta mucho y se requiere de mucho compromiso y esfuerzo y no solo de esperanza y sueños.

El escenario de fraude electoral se podría asemejar a lo que vivió Perú con el gobierno autoritario de Alberto Fujimori donde el organismo electoral (ONPE) estaba al servicio del autócrata cometió un fraude masivo donde había más votos que votantes. La comunidad internacional denunció el fraude y la oposición inició movilizaciones sociales por todo el país, incluyendo la llamada “Marcha de los 4 Suyos”, que llevó a muchos partidarios del gobierno fujimorista a renunciar y sumarse a las protestas. Fujimori en un viaje a Japón decide quedarse y arranca la transición. 

Un factor importante que debe darse es crear los incentivos para una transición, que a los integrantes del grupo en poder le sea posible pensar en su sobrevivencia con un cambio político en Venezuela. Si los que están en el poder con Maduro piensan que su futuro está en la cárcel o en el exilio no van a facilitar una transición y sin ellos sería un escenario casi imposible. Es duro que luego de tanta persecución y la tragedia que se ha vivido en estos 25 años se pueda pensar en espacios de diálogo y co-existencia con criminales, y es natural que muchos queramos ver presos a los que nos persiguieron, pero pensar en años adicionales de esta tragedia que ha impulsado a más de 8 millones de personas a escapar, merece la pena un cambio de mentalidad. 

Si se da el escenario del país de las maravillas, Edmundo González como presidente podría ser clave en un gobierno de transición incluyente que lleve a una reforma constitucional, transformación institucional y un gobierno de unidad que lleve la transición hacia un país vivible y posible. Pero falta mucho y se requiere de mucho compromiso y esfuerzo y no solo de esperanza y sueños.

 

Friday, December 17, 2021

El Período Especial de Venezuela

 


El Período Especial de Venezuela

Dr. Carlos Ponce

Lecturer John Hopkins University and Northeastern University

Twitter: @ceponces

Luego de una caída en picada por dos décadas, con la destrucción de todo el aparato productivo, el derroche en corrupción de billones de dólares de rentas petroleras y la borrachera saudita de una nueva elite “revolucionaria”, sumado a la violencia política y social, crimen y destrucción de toda la institucionalidad; Venezuela pareciera que esta llegando a una falsa “normalidad”. Imágenes de recuperación y propaganda de “normalidad” con una seudo recuperación económica. Pero no todo lo que brilla es oro.

Si hay algo efectivo del Chavismo-Madurismo es la adaptabilidad y la sobrevivencia bajo todos los escenarios negativos. Chávez se aprovechó de la dialéctica anti-Estados Unidos y de las apetencias corruptas de los militares y políticos venezolanos para impulsar una falsa revolución, sobrevivió gracias a las contradicciones de la oposición y al protectorado de una nueva elite política que logro fomentar y financiar en la región. Nicolas Maduro, el más inculto y tosco de los aliados de Chávez, fue el “elegido”, muy en contra de otros allegados a Chávez. Maduro ha navegado todas las adversidades externas e internas, solamente esperando al día siguiente, cansando a los enemigos, dividiendo y corrompiendo.  El manejo masivo de fondos de corrupción, narco-lavado y destrucción minera le ha dado el poder de seguir comprando las conciencias de opositores, tanto de sus círculos de poder como de la “oposición”.

La falta de política clara de largo plazo y coherente por parte de Estados Unidos para Latinoamérica y en especial para Venezuela, ha dado una ventaja competitiva a Chávez y a Maduro. Las contradicciones internas del Departamento de Estado y del National Security Council, sumado a reacciones de corto plazo incoherentes, y al lobby de factores de “oposición” coaptados por el régimen. Del famoso error del exembajador Maisto de considerar a Chávez como un “líder tolerable” que debe ser evaluado por lo que hace y no por lo que dice; que luego de unos años hemos visto que lo que ha hecho incluso fue peor que lo que dijo. Luego de un funesto rol de Tom Shannon quien abrió miles de posibilidades para un tratamiento con guantes de seda al régimen de Chávez-Maduro. Para luego errores de buen vecino del expresidente Barack Obama o “todas las opciones en la mesa” y el apoyo a “Nardia-Guaido” de Donald Trump. La paciencia y seguridad de las incoherencias y el corto plazo de la “política exterior” de las últimas dos décadas de Estados Unidos, le ha dejado sobrevivir a la “revolución” un nuevo día. Si sumamos al error de Estados Unidos las complicidades de Cuba, China, Rusia, Irán, Turquía, y los carteles criminales regionales, así como una fuerza propagandista de aliados “ideológicos”, a nivel internacional el régimen de Maduro ha tenido una victoria.

A lo interno, una falsa oposición, conformada por partidos políticos venidos a menos, corruptos coaptados por el régimen disfrazados de “alternativas”, ególatras destructivos, un iluso que se cree presidente y un club de improvisados llamado G-4, simplemente se han encargado de minarle la moral a la población. Los testaferros o ladrones del régimen han pagado el show y las redes sociales se han encargado del resto. Repitiendo los mismos errores tras los mismos errores de negociaciones con un régimen criminal y acciones de corto plazo poco planificadas, eso le ha dado siempre la ventaja competitiva al régimen.

Luego de la tierra arrasada de la última década, que ha forzado a casi 7 millones de venezolanos a emigrar a riesgo fuera de un país en ruinas y sin futuro, pareciera haber un cambio en Venezuela. El régimen de Nicolas Maduro ha sido muy efectivo en destruir, pero también de darse cuenta que su única sobrevivencia era dejar al libre mercado encargarse del país.

De las imágenes hace dos años de las tiendas y mercados con los anaqueles vacíos, colas para surtir gasolina y robos/secuestros/violencia diaria; ahora se ven los llamados “Bodegones” surtidos de mercancías importadas en dólares y una cierta tranquilidad en las principales ciudades. Diversos oasis de lujo para las nuevas clases políticas-económicas y dos realidades muy distintas en un mismo país: los contratistas, funcionarios, testaferros y corruptos del régimen viviendo una vida de lujos en dólares, y el resto de la población procurando la sobrevivencia con las migajas que les dejan los “revolucionarios comunistas” en el poder.

Un efecto combinado de las sanciones de Estados Unidos que han forzado a los corruptos del régimen a “invertir” en Venezuela y mejorar la situación de violencia asesinando a cientos de personas en las zonas populares, unido con una gran operación de lavado de fondos ilegales de narcotráfico y corrupción, y la fuerza económica que generan las remesas de más de 7 millones de Venezolanos en el exterior ayudando a sus familiares a sobrevivir, así como un gobierno que dejo de regular o intervenir en la economía dejando a los ciudadanos sobrevivir como puedan. De hecho, la moneda “extraoficial” es el dólar, que se comercia libremente en Venezuela. Hace muchos años que el Banco Central dejo de intervenir en la economía y en los mercados cambiarios, las autoridades aduaneras simplemente se conforman en cobrar comisiones en las importaciones y se acabaron las persecuciones por distribución de productos importados o mercados cambiarios. Millones de dólares del narcotráfico invertidos en construcciones, casinos y otras formas de lavado fácil, en un país sin institucionalidad y sin controles económicos. Todo lo anterior con un férreo control social y político.

Yo lo llamo el “Periodo Especial de Venezuela”, porque al igual que Cuba con la caída del bloque soviético, que genero un corte en el flujo económico de la dictadura, las medidas tomadas por Fidel Castro fueron la dolarización escondida, la apertura a inversiones, motivar las remesas, la distribución entre las elites existentes de los negocios y el impulso al lavado y otras actividades en la Isla. Cuba vivió una aparente recuperación económica entre 1995 y 1999 con la apertura a esas inversiones extranjeras y un modelo de mercado abierto con control político férreo. Este modelo fue considerado forzado para Fidel Castro, quien siempre temió que la apertura económica forzaría la apertura política, y la llegada de Chávez al poder en 1999 y la nueva bonanza petrolera con la actitud de sanguijuela de Castro. El régimen cubano paralizo la apertura y regreso al modelo central controlador de toda la economía, ahora venos los efectos de “genio” de Fidel Castro y todos los ineptos que han destruido Cuba por los últimos 62 años.

Lo que vemos en Venezuela pudiera ser muy similar, una pseudo apertura motivada por una crisis severa, y la creación de una falsa “normalidad”. Bodegones llenos y un régimen vendiendo un país en “tranquilidad”, muchos queriendo participar o que les toque algo de esa “bonanza” o mejor dicho orgía.

Los que destruyeron la economía, las instituciones y crearon el caos, son los mismos que siguen gobernando. Los seudo empresarios del régimen no saben de negocios, solo saben robar, los militares se acostumbraron al narcotráfico, los opositores a vivir de la sombra del régimen, y Maduro y sus círculos cercanos están demasiado embarrados en asesinatos, corrupción y negocios con carteles, todo eso es una receta para la temporalidad de la falsa recuperación. Pintarle rayas a un burro no lo convierte en cebra, los casinos, bodegones, hoteles y otros aparatos del lavado, y una economía basada en remesas y corrupción no es sostenible. La inversión productiva necesita de estabilidad institucional, y eso es imposible para Maduro y su circulo de ladrones en ofrecer. 

Muchos disfrutan ahora de la orgía sobre las tumbas de los que han muerto o tenido que emigrar por culpa de un régimen criminal, pero esa fiesta es temporal.

Ilustración: Daniela Ariel Barrios

 

Sunday, April 4, 2021

Contratistas hacen fiesta en la cocina con los $4 billones de Biden para Centroamérica

 OP-ED-OPINION-EP, OPINIÓN

OPINIÓN | Contratistas hacen fiesta en la cocina con los $4 billones de Biden para Centroamérica

La innovación y mejora de capacidad productiva de los países es a lo que se debe apuntar, pero no con dádivas y regalos de fondos públicos a procesos ineficientes o empresarios cómplices.

Por Dr. Carlos Ponce | Senior Lecturer, Columbia University - Senior Fellow, Victims of Communism Memorial Foundation | @ceponces

Una nueva crisis migratoria en la frontera de los Estados Unidos, un nuevo viaje de funcionarios del gobierno a Centroamérica y las gríngolas siguen afectado la visión para lograr mejores políticas públicas.

La política exterior de Estados Unidos ha demostrado ser poco planificada y con mentalidad a muy corto plazo, eso lleva a repetir los errores una y otra vez. Las malas políticas de corto plazo traen muchas veces errores e impactos negativos a largo plazo. Ese es el caso de la política migratoria y el desarrollo de las políticas e iniciativas de varias administraciones con respecto al tema de los migrantes centroamericanos.

La combinación de funcionarios de gobierno improvisados, politiqueros de oficio en el Congreso o en muchas organizaciones, los gobiernos corruptos de Centroamérica y de postre los vampiros de fondos de cooperación o “Beltway Bandits”, han hecho de la tragedia de muchas familias un gran caos.

Varios de los grandes problemas es el sistema político-económico de los países centroamericanos son unos empresarios desalmados acostumbrados a vivir del estado, la inexistencia del estado de derecho y la falta de incentivos a la producción y la innovación, todo eso combinado con una élite política corrupta y cómplice de la destrucción de estos países y de su incapacidad de recuperarse. En las últimas dos décadas, Guatemala ha pasado de pseudo progresistas fracasados a ex militares corruptos, payasos ineptos y ahora un empresario incapaz, todos cobijados bajo banderas de corrupción y relaciones con grupos poderosos del narco-lavado.  De Honduras, peor revisión histórica, más de dos décadas de presidentes corruptos con conexiones con el narcotráfico, ineficiencia y destrucción. El Salvador se ha debatido entre derechas, izquierdas y el oportunista autoritario que ahora gobierna. En lo que respecta a Daniel Ortega en Nicaragua, no haberlo enjuiciado más de tres décadas atrás ha tenido el precio de estos lodazales en los que se ha hundido el país entre represión y miseria.

La respuesta del presidente Biden a la tragedia de la frontera hasta el momento ha sido similar a la de las administraciones anteriores: una mirada de corto plazo. Una de las herramientas favoritas del fracaso ha sido la promesa o inversión de grandes sumas de dinero en supuestos proyectos de mejoras institucionales o de desarrollo. Ya administraciones anteriores fracasaron con el Milenium Challenge Corporation, numerosos programas financiados por USAID y otros, la Alianza para la Prosperidad de la administración Obama-Biden y pare de contar. Billones prometidos o gastados sin ver progreso alguno.


La diplomacia norteamericana tropieza múltiples veces con la misma piedra. A mediados del 2014, la administración del expresidente Barack Obama anunciaba con bombos y platillos la solución para el tema migratorio de Centroamérica, un nuevo plan de impulso al desarrollo económico e institucional de tres países prioritarios en Centroamérica, Guatemala, Honduras y El Salvador. Un programa mediante al cual se procuraba una inversión y trabajo conjunto entre Estados Unidos y esos países en procura de la generación de empleo, impulso del sector productivo, mejoras del capital humano, atención al tema de control migratorio, reducción de la violencia, fortalecimiento y reformas institucionales en temas de seguridad y justicia. Me tocó ver desde afuera como una de las contratistas o empresas de desarrollo (se les llama popularmente “Beltway Bandits”), implementaba uno de los programas en Honduras. En Honduras, luego de un año de implementación del programa y de haber invertido un cuarto del presupuesto millonario, una de esas empresas no había ni siquiera arrancado las actividades de reformas institucionales para la reducción de la violencia, habían solo invertido en personal, oficina, gastos administrativos y eventos. Cuando les pregunté a las instituciones que debían ser reformadas lo que encontré es que nunca fueron consultadas y que era una imposición de unas actividades y consultores. Luego de varios años de implementación de ese programa en particular, no hubo ningún resultado, fue puro gasto de los fondos (“burning-rate”) y cumplimiento de falsos indicadores que miden solo lo que a ellos le conviene, y no el impacto real. Numerosos fracasos en Honduras, El Salvador y Guatemala, sin cambios trascendentes en esos países. El gobierno del expresidente Donald Trump, sin haber evaluado los errores o aciertos en la implementación de estos 370 proyectos, y por motivos netamente políticos, decide “castigar” a los países del Triángulo Norte, por su poca efectividad controlando la migración, suspendiendo la ayuda en su primer año de gobierno. Nuevamente no existieron responsables del fracaso del programa ni seriedad en la toma de decisiones.

La Oficina para la Transparencia de Estados Unidos (United States Government Accountability Office) en su informe al Congreso en septiembre de 2019, GAO-19-590, encontró la falta de medición comprehensible y efectiva del impacto de los proyectos implementados en el Triángulo Norte desde el 2013 al 2018, unos 370 proyectos por más de $2.4 billones de dólares sin medir el impacto real.

Son décadas de fracasos, la oficina de USAID en Honduras opera desde 1961 y ha gastado mas de 3 billones de dólares, más lo invertido por la iniciativa del Milenio, inversión en formación de seguridad de otras agencias, Departamento de Estado y si sumamos la cooperación de la Unión Europea, Canadá y otros países a Honduras, hablamos de muchos BILLONES de dólares. Pensar que Honduras es un pequeño país de 9 millones de habitantes, y pensar que el plan de reconstrucción de toda Europa de post-guerra mundial o Plan Marshall costo $15 billones de dólares, eso representa una de las peores inversiones del Gobierno de los Estados Unidos y de la comunidad internacional. En Guatemala hablamos de una oficina de USAID operando desde 1950. Los grandes problemas detrás de este desangre del dinero de los contribuyentes norteamericanos son: la falta de planificación a largo plazo, la falta de memoria histórica, la incapacidad de sancionar la ineficiencia, los falsos indicadores de resultados y un sistema corrupto de la cooperación internacional que se aprovecha del sufrimiento humano.

Numerosos contratistas y ONGs hacen fiesta en la cocina cuando se anuncian las nuevas “políticas”, pues pensar que se quedarán en gastos, consultorías y administración por lo menos $2 billones de los $4 billones que Biden ha ofrecido a Centroamérica es una gran fortuna. Basta caminar por Washington, DC o sus alrededores para ver los edificios o complejos de edificios de estas consultoras o pseudo organizaciones sin fines de lucro. Muchos mencionan la necesidad de $10 billones o más para atender el tema migratorio y de los países del Triángulo Norte; la realidad es que las contratistas y falsas ONGs hacen fiesta y celebran cuando mencionan esos números porque al final serán las que “administren”, cobren “overhead” y se queden en sus bolsillos el cincuenta por ciento o más de esos fondos. No hay funcionarios responsables, no hay empresas u organizaciones culpables de la ineficiencia y no hay memoria histórica, solamente la obsesión por el “burning rate” o quemado del dinero, que es la forma de medir la inversión social, determinar cuanto gastas e inventar unos falsos indicadores para decir que han tenido impacto. La gran piñata con el sufrimiento humano.

Nuestros diplomáticos y especialistas en política internacional no terminan de entender que, no es el dinero, porque al final termina en las manos de Rent-Seekers o de narco-gobiernos corruptos; no son malas refacciones o parches de corto plazo, no son discursos, no son muros y no es mano dura. Lo que se necesita es revisar las causas de problema y buscar soluciones sistémicas.

Si en efecto, el tema de los menores no acompañados, la crisis en los centros de detención migratorios, las condiciones de la frontera y otros problemas urgentes necesitan atención, pero también se necesita ir a raíz del problema.


Yo escribí en el Tiempo Latino un artículo en noviembre de 2020 alertando de lo que seria la gran oleada migratoria de comienzos del 2021, era simple: varios huracanes y tormentas arrastraron las zonas agrarias productivas, COVID-19 y gobiernos ineptos/corruptos, la suma de esos elementos es pobreza y desesperación. No terminan de entender nuestros políticos y funcionarios de gobierno que la pobreza y carencia de oportunidades es lo que ocasiona estas olas migratorias. Nadie quiere migrar por gusto de su país de origen y arriesgarse a ser violado, robado y asesinado en el camino. 

Ha sido las restricciones a las visas de trabajo temporales una de las mayores razones para que los inmigrantes decidieran quedarse en los Estados Unidos y no volver a sus países, y es uno de los mayores errores en la definición de estrategias para controlar el tema de las fronteras. Nadie quiere quedarse en el frio terrible del invierno, nadie quiere abandonar a sus familias por décadas, nadie quiere volverse un ilegal. Darles opciones a los migrantes de trabajar en las áreas donde hay mayores necesidades productivas en Estados Unidos y regresar a sus países por espacios de tiempo con la posibilidad de volver la siguiente primavera-verano, puede ser una forma de lograr que se generen oportunidades económicas para aquellos que migran por motivos netamente económicos. Otros migrantes escapan de la violencia, pero esos no son la mayoría de migrantes.

El tema de la violencia es un tema también de la inexistencia del estado de derecho y haberse convertido estos países en tierra de nadie. Una estrategia conjunta de seguridad que vaya más allá del financiamiento militar y sirva para fortalecer las comunidades.

Por otro lado, es a la innovación y mejora de capacidad productiva de los países es a lo que se debe apuntar, pero no con dádivas y regalos de fondos públicos a procesos ineficientes o empresarios cómplices. Es mejorar la educación y los procesos de innovación en los jóvenes y el desarrollo de una nueva generación emprendedora y darles las herramientas para avanzar en sus procesos productivos. Es pensar en la gente y no en los contratistas.  Seguir pensando que con unos millones de dólares se logra el compromiso de gobiernos corruptos de reformar las instituciones que al final los protegen es una ilusión. Se debe trabajar con los dueños del circo y no con los payasos; la discusión debe ser abierta con los empresarios de Honduras, Guatemala, Nicaragua y El Salvador, para que dejen de proteger a funcionarios y sistemas corruptos, la falta de cooperación debe ser castigada con sanciones y la colaboración premiada con inversión.


Sunday, November 22, 2020

Biden en arenas movedizas en Latinoamérica


OPINIÓN | Biden en arenas movedizas en Latinoamérica

Un territorio con minas antipersonales será la definición de la política para Latinoamérica para el presidente Joe Biden

Publicado en El Tiempo Latino y El Planeta 20 de Noviuembre de 2020

Por Dr. Carlos Ponce - Académico de Columbia University, Senior Fellow de Victims of Communism Memorial Foundation

Un territorio con minas antipersonales será la definición de la política para Latinoamérica para el presidente Joe Biden. Serán tiempos complicados en cuanto a lo interno y a nivel regional.

Por un lado, están las divisiones internas de su partido, con un ala radical de izquierda que abraza criterios comunistas y marxistas. Un ala que apoya abiertamente la dictadura cubana y la narco-dictadura venezolana. Muchos artistas, líderes y políticos ligados a esta tendencia han recibido apoyos económicos del régimen de Venezuela. Muchos de ellos han viajado a Cuba, Venezuela y Nicaragua y quieren que no exista ninguna presión o sanciones contra estos regímenes. Otro sector del círculo cercano del presidente participó en las negociaciones fallidas de la administración de Barack Obama con la dictadura cubana; un experimento que solo benefició al régimen de la isla. Ellos nunca reconocieron errores y podrían tender a políticas similares con la región. Los funcionarios que participaron en la administración Obama deben bajar el ego y aprender de sus errores para no volver a cometer errores similares o peores. En el corazón de Biden también ha quedado la estrategia inconclusa de la Alianza para la Prosperidad en el Triángulo Norte, ideada por Joe Biden y cancelada por Donald Trump.

Las diásporas venezolana y cubana se volcaron a votar por Donald Trump con la esperanza de continuar con mensajes duros y supuestas políticas “radicales”. Este sector siempre se opondrá a cualquier iniciativa de Biden. Algunos de ellos siguen soñando con el “héroe salvador” Trump que salvaría a esos países a punta de discurso. Esta diáspora cada día mas influyente en el pantano de Washington, DC, sumada a un partido republicano que pareciera retener el control del Senado, le hará la vida imposible a políticas que no sean radicales. Debemos tomar en consideración que el Senado puede tardar meses en confirmar los nominados para puestos claves del hemisferio occidental.

A nivel de prioridades, la crisis del COVID-19, el déficit presupuestario, la posible crisis inmobiliaria, la pérdida de empleos con la pandemia, la crisis racial y otros temas prioritarios para la agenda nacional van a mantener la atención de la administración en sus primeros años. A esto se suma la lentitud habitual en la selección, designación, nombramiento y confirmación de los candidatos a puestos claves para el gobierno, incluyendo la posible oposición del partido republicano a varios candidatos.

En la región no se ve mejor el escenario con los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador en México y la dupla Fernández-Fernández de Kirchner, así como el triunfo de la izquierda bucólica totalitaria en Bolivia originando el regreso de Evo Morales, el posible triunfo del títere de Rafael Correa en Ecuador y posibles avances de esos factores totalitarios en Honduras, representan un viraje a la izquierda populista autoritaria. A ello hay que sumarle la posibilidad del triunfo de candidatos más moderados de Centro-Izquierda en Chile, Perú y Colombia, quienes por solidaridad tienden a ser menos activos en temas de Cuba o Venezuela. La región se pinta de rosado y rojo, con lo cual surgirán embajadores para evitar políticas duras contra Nicaragua, Venezuela y Cuba. En algunos casos buscarán “negociaciones” suaves, eliminación de sanciones y diversas formas de diálogo. Dentro de ese mapa no podemos olvidar el populismo autoritario de Bolsonaro en Brasil y el camaleón autoritario de El Salvador, los cuales no lo ponen fácil para una administración que quiere hablar de democracia y derechos para todos. Colombia seguirá en crisis y países como Guatemala y Costa Rica se la verán con mayores presiones internas y posibles enjuiciamientos a sus presidentes.

Donald Trump experimentó con una estrategia de discursos duros y sanciones diversas, pero las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua han demostrado ser bastante resilientes y consiguieron aliados en Rusia, China e Irán. El error de la administración Trump de jugarse todas sus cartas a Juan Guaidó y el G-4 (grupo de partidos de oposición con mayor presencia parlamentaria) en Venezuela, lo que ha generado es mayor frustración en la oposición real de calle en Venezuela. Joe Biden encuentra un problema de dimensiones regionales pero un agotamiento del discurso y pocas herramientas efectivas para generar resultados diferentes a corto plazo. A Biden no le quedará otra que bajarle el tono al tema de Venezuela y reducir las expectativas. Las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela harán lo que saben mejor: seguir reprimiendo y seguir ganando tiempo. Definitivamente para Biden será difícil mantener la dialéctica de Trump y necesitará bajar el acelerador en esos países.

La alternativa para la próxima administración no es fácil, si sigue el discurso duro y las sanciones se verá como una réplica de la administración Trump, y hasta ahora todos los gobiernos han tratado de dar una cara distinta de la administración que los precede. Por otro lado, el discurso de buen vecino lo obligaría a escuchar los lobby regionales a favor de los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Lo más seguro es que se enfoque en el tema que maneja mejor y que le generará mejores frutos a corto plazo y son las alianzas económicas en Centroamérica y México para poder atender el tema migratorio. Otros temas regionales pasarán al congelador en espera de que no estallen mayores crisis. La prioridad será en tema interno.

Las fallas de las administraciones de Bush, Obama y Trump con Cuba, Venezuela, Nicaragua y Latinoamérica han sido el enfoque a corto-plazo, la falta de planificación, falta de análisis de escenarios, el descarte de estrategias de la administración anterior sin el debido análisis, la poca convocatoria a expertos regionales, la ceguera en objetivos puntuales, los egos que impiden la consulta real y tratar de redescubrir todo el tiempo el agua tibia.

Eliminar todo lo anterior simplemente porque viene de otra administración ha sido un error caro que pagamos los contribuyentes con cada nueva administración.

En el caso de Cuba, Nicaragua y Venezuela, las sanciones recientes contra funcionarios y empresas lograron parcialmente su objetivo, no han logrado el impacto final de arrodillar a las dictaduras porque han sido progresivas, aisladas de estrategias y poco coordinadas a nivel internacional. El resultado es que los regímenes han procurado escapes y alternativas con aliados de mafias criminales, narcotráfico, lavado, tráfico de oro y la intervención de Rusia, Irán, China y Turquía. Eliminar sanciones sin cambios efectivos en esos países tampoco sería una buena idea porque les permite a las dictaduras, sus corruptos y asesinos, contar con la impunidad. Estas dictaduras se alimentan del tiempo. Los corruptos de Venezuela, Cuba y Nicaragua pierden millones de dólares a diario por las sanciones individuales y las restricciones económicas, de participar en la bolsa y movilidad financiera y física, estos harán lo imposible por liberarse de sanciones. Lamentablemente ya tienen sus lobistas dentro de la nueva administración. Si la administración Biden vuelve al error de darle todo a Cuba a cambio de una foto en un partido de baseball o si levanta las sanciones a los corruptos y violadores de derechos humanos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, estaría volviéndose cómplice de las mafias corruptas y criminales que aprovechan los mercados internacionales. Las crisis en estos países son por la corrupción y por los regímenes terribles, no por las sanciones a individuos o empresas.

Unos grandes retos para el presidente Biden será el tema migratorio, la reivindicación de los latinos, mejorar las relaciones comerciales con la región, ganarle a China en las relaciones con los países del hemisferio occidental, narcotráfico, violencia, instabilidad regional…. Y sumado a todo ello el tener que coordinar y conciliar posturas con los diversos gobiernos para lograr una exitosa Cumbre de las Américas en Estados Unidos a finales del 2021. Lograr la participación de todos los presidentes va a requerir cesiones por parte del equipo de Biden.

Para la Cumbre de las Américas será prioritario que el presidente Biden logre un equipo multidisciplinario con expertos nuevos y conocedores del tema del hemisferio occidental, así como abrir consultas en los países para lograr tener clara una estrategia que no solo contemple Venezuela, sino que sea una verdadera estrategia regional. Latinoamérica avanza a una nueva hora menguada de totalitarismos populistas de izquierda y derecha, lo peor en este momento seria esconder la cara.

Si la decisión de Biden es traer al mismo grupo de Latinoamérica y el Caribe que sirvió en diversos roles bajo la administración Obama, mi recomendación es que vean con humildad sus errores y que tengan mayor amplitud a la critica y a la construcción de nuevas estrategias. Volver a hacer lo mismo traerá los mismos resultados. Biden debe incluir a nuevos actores en una visión mucho mas diversa del tema latinoamericano.

Sería un error de Biden y su equipo el enviar a la región al congelador, lo importante debe ser priorizar un equipo que esté abierto a consultar y planificar a mediano plazo, evaluar realmente los escenarios, priorizar las políticas que tengan detrás esos análisis de escenarios e impacto, diseñar las estrategias con pincel y abandonar la brocha que tanto daño le ha hecho a lo posible.

Saturday, November 14, 2020

Todos Vuelven

 

OPINIÓN | Todos vuelven

“Lo que vuelve a Latinoamérica es lo peor de una mezcla de libros obsoletos con conductas autoritarias”

Publicado/Published El Planeta / El Tiempo Latino  November 13, 2020

Jóvenes en contra del regimen de Ortega, rezan en Managua, Nicaragua, antes de unirse a una caravana en protesta a un ataque de la policía y grupos paramilitares pro Ortega a la la ciudad de Masaya. | FOTO: Juan Carlos — For The Washington Post Juan Carlos — For The Washington 

Opinión por el Dr. Carlos Ponce - Académico de Columbia University, Senior Fellow de Victims of Communism Memorial Foundation

La incapacidad de los gobiernos latinoamericanos de atender la pandemia sumada a la falta de creatividad para solventar los problemas de larga data, ha vuelto a generar el caldo de cultivo para el retorno de los populistas autoritarios de la “revolución” Rosada. No hablamos de la izquierda progresista democrática, lo que regresa es lo peor de una élite de corruptos autoritarios que usan el mensaje social para eternizarse en el poder.

La elección en México de López Obrador y la elección de Alberto Fernández, en llave con Cristina Fernández de Kirchner, en Argentina, han sido simplemente el abrebocas para el regreso de la izquierda bucólica en Latinoamérica. Le ha seguido el triunfo de Luis Arce en Bolivia del partido MAS, del depuesto Evo Morales. De hecho, Evo Morales ha regresado triunfante a Bolivia y toda la corrupción, estupro y demás crímenes parecieran olvidados. Veremos a Evo gobernando Bolivia en unos pocos años.

En Panamá, el triunfó de Laurentino Cortizo en mayo de 2020 trajo al poder a la centro-izquierda, claro está, una tendencia muy pragmática.

En Ecuador todo indica que Andrés Arauz, pupilo del ex presidente y prófugo de la justicia Rafael Correa, se encamina a un posible triunfo electoral. Hay un absurdo número de 18 candidatos inscritos para competir por la presidencia y nuevamente la obsesión de poder de Guillermo Lasso, quien no gana elecciones y divide a la oposición. A menos de 3 meses de la primera vuelta electoral del 7 de febrero de 2021, las preferencias marcan a Arauz con el 49%. Arauz es simplemente el retorno del Correismo y sus malas mañas al Ecuador. Ya se ha anunciado la contratación de servicios a la dictadura cubana y el retorno del autoritarismo al estilo Correa.

En Honduras no se ve mejor cara, luego del autoritarismo de derecha de Juan Orlando Hernández, pareciera que se avanza al regreso en la sombra de Mel Zelaya. Las elecciones internas de los partidos en marzo de 2021 definirán la ruta. Por el partido de Gobierno (Partido Nacional) compite el alcalde de Tegucigalpa, Nasry Asfura (papi a la orden) y el presidente del Congreso, Mauricio Oliva. Una victoria de la élite política fracasada tradicional representada por Oliva pondría el triunfo a la esposa de Mel Zelaya a pie de urna electoral. En Honduras el partido Liberal dejo de tener relevancia y nuevamente la elección será un pulso entre la sombra de Zelaya y el Partido Nacional. Honduras sigue hundido en una terrible crisis por la corrupción, gobiernos deficientes y la falta de voluntad del empresariado. El triunfo de Xiomara castro sería regresar a Mel al poder indirectamente.

Vienen cambios también en Brasil. Luis Ignacio (Lula) de Silva, esta aprovechando la crisis del COVID-19 para pasar factura a Jair Bolsonaro. Veremos muchos tiempos de turbulencias para una forma de gobierno autoritaria de Bolsonaro que puede llevar al retorno de Lula mediante algún candidato de su autoría. También puede ser el momento para un candidato/a de Centro que se diferencie de la corrupción de Lula y el autoritarismo de Bolsonaro en las elecciones del 2022.

El 21 de noviembre de 2021, Chile elegirá a un candidato progresista, seguramente más moderado que sus colegas en los demás países de la región. Pereciera que el exministro Francisco Vidal pudiera ser una de las figuras fuertes y posible próximo presidente de Chile.

Perú ya eliminó otro presidente y va a elecciones bajo una crisis profunda y cualquiera puede ser el resultado. Por ahora es la izquierda quien saca ventaja, por los momentos el Frente Amplio, una coalición de movimientos ciudadanos, partido comunista, grupos ecologistas, movimientos de tierra e indígenas, es la primera mayoría del Congreso y se perfila con altas posibilidades en las elecciones del 2021.

La fragilidad de Colombia continuará y las protestas siguen. Las posibilidades de la izquierda de un triunfo electoral en el 2022 crecen si eligen un candidato con mayor presencia y menos desatinado que Gustavo Petro. Un candidato de centro-Izquierda con menos dogma contradictorio, como lo ha sido Petro, probablemente va a tener mayor fuerza del electorado y por primera vez Colombia va a mirar hacia la izquierda.

Lo más seguro es que el desgobierno de Guatemala termine en una crisis de mayores proporciones y se den elecciones adelantadas.

Otro país en el cual se incrementarán las presiones es en Costa Rica, diversas averiguaciones avanzan contra Carlos Alvarado y recibe ataques de varios sectores. La propuesta de traer educadores Cubanos es un mal paso en lo que indica el incremento de la influencia de Cuba.

Uruguay recientemente estreno presidente, pero realmente ningún país esta vacunado contra la protesta social. Igual es el caso de Paraguay.

El proceso de Nicaragua pareciera una crónica de una muerte anunciada y la permanencia en el poder del tirano sanguinario, Daniel Ortega pareciera ir avanzando por la falta de posibilidades reales de la oposición para frenar el fraude electoral del próximo año.

Para Venezuela, el fraude electoral del próximo 6 de diciembre le dará de nuevo el control del parlamento al tirano Nicolas Maduro, este narco-tirano sanguinario aprovechó y aprovechará el apoyo que sigue recibiendo de Irán, China, Turquía, Cuba y Rusia para mantenerse en el poder y sumará voces a favor con el viraje a la izquierda en la región. La falta de efectividad de la propuesta de oposición light de Lopez-Guaido-G4 han dado aire al tirano y le ha permitido ganar tiempo. Tiempo y represión son las mejores herramientas de permanencia en el poder para dictaduras. Maduro simplemente aprovechará el tiempo que le tardará instalar a sus equipos a la administración de Joe Biden en Estados Unidos, sumados a las contradicciones del partido Demócrata y los cambios de colores en Latinoamérica. Maduro parece sobrevivir otro inning.

Maduro y sus secuaces saben que le vienen mejores tiempos con un renovado mapa regional y la presión que sus amigos traerán a la Organización de Estados Americanos y a la agenda internacional para vender diálogos y negociaciones que no llevan sino al mismo punto de partida.

Otro que pescará en río revuelto será el régimen cubano, que aprovechará el viraje a la izquierda y el regreso de sus amigos para inundar la región de médicos y servicios cubanos que le permitan generar ingresos y seguir sobreviviendo. Los amigos de la dictadura cubana en los gobiernos de Argentina, México y Bolivia, sumado a los posibles cambios en otros países, así como diversos grupos de apoyo en Estados Unidos, permitirán que se baje la presión contra Cuba.

Entre el autoritarismo de derecha de El Salvador, Honduras y Brasil; y el de izquierda de Nicaragua, Venezuela, Cuba y ahora Bolivia, más los avances al vacío de Argentina, parece una región explosiva.

Como lo escribí varios meses antes de la elección en El Salvador, ya era predecible el talante autoritario y populista de Nayib Bukele, su capacidad camaleónica le ha permitido estar entre izquierdas y derechas sin ningún pudor. En el 2021 seguirá incrementando su autoritarismo y presionará para cambios constitucionales o decisiones judiciales que le permita su reelección. Un tirano populista ególatra no tiene ni izquierdas ni derechas, solo tiene la obsesión por el poder.

Definitivamente las elecciones de Honduras. y Ecuador podrían lograr que todos vuelvan y se re-dibuje el mapa de la revolución Rosada. Lamentablemente no es una izquierda moderna, progresista y enfocada en una gestión eficiente del estado, así como en un balance entre el crecimiento y le inversión social. Hablamos de lo que vuelve es lo peor de una mezcla de libros obsoletos con conductas autoritarias.

Lo que nos mostraron esos mismos mandatarios en el primer capítulo de sus historias no fue nada bueno, podemos predecir entonces que vienen tiempos bastante complicados para Latinoamérica.

Otros países parecieran enfocar a un progresismo de mayor profundidad y coaliciones de centro-izquierda, como lo son los casos de Chile, Panamá y Perú. A la centro-derecha le toca ganar presencia en Brasil y preservar su espacio en Paraguay y Uruguay.

El mapa de Latinoamérica se vuelve de una mayoría izquierda bucólica/populista/autoritaria, tendrá una minoría de centro-izquierda progresista, con unos trazos de derecha populista y un vacío de gobiernos verdaderamente democráticos.

La región necesita de menos tontera ideológica, menos autoritarismo, menos corrupción, menos burocracia y menos disfuncionalidad. Lo que necesita es mandatarios que creen oportunidades de trabajo, inversión y progreso para todos. Menos de lo mismo sería mejor para la región.

Saturday, October 24, 2020

¿Avanza Estados Unidos hacia un modelo político y económico Socialista?

OPINIÓN | ¿Avanza Estados Unidos hacia un modelo político y económico Socialista?

El “socialismo” o lo que los entrevistados asumen por ese término, es un modelo favorable para un 40% de los encuestados por Victims of Communism Memorial Foundation (VOC)

Publicado/Published El Planeta/El Tiempo Latino  October 23, 2020

Dr. Carlos Ponce - Académico de Columbia University, Senior Fellow de Victims of Communism Memorial Foundation


Ha sido publicada la nueva encuesta de la organización Victims of Communism Memorial Foundation (VOC) sobre las preferencias de la sociedad norteamericana sobre el socialismo, comunismo y el colectivismo (U.S. Attitudes Toward Socialism, Communism, and Collectivism). Esta encuesta procura evaluar las preferencias de la población mayor de 16 años sobre modelos políticos y económicos, mediante la entrevista directa a 2 mil 100 estadounidenses.

La encuesta refleja que el término "capitalismo" todavía se considera más favorable, pero ha venido disminuyendo ligeramente en cuanto a las preferencias de modelos económicos. En general, el término "capitalismo" se considera mucho más favorable que los términos que describen a otros sistemas económicos, sin embargo, ha tendido a disminuir en 6% desde el 2018 cuando un 61% de los encuestados indicaba que era su modelo de preferencia, contra un 55% en el 2020.

En cuanto al “socialismo” o lo que los entrevistados asumen por ese término, es un modelo favorable para un 40% de los encuestados, un crecimiento del 4% desde el 2019. En particular ha crecido entre la llamada generación Z (16-23 años) en 9 puntos, generación X (40-55 años) en 6 puntos, y los baby boomers (56-74 años) en 5 puntos.


Un gran porcentaje de los que se consideran socialistas opinan en un 53% que se les insulta si les llaman “marxistas” y 67% se sienten insultados si se les llama “comunista”, en este último caso el porcentaje que opina esto ha subido 6 puntos desde el 2019.

La encuesta revela un dato preocupante, la favorabilidad del término “marxismo” está disminuyendo entre los millennials (24-39 años) y aumentando para la generación Z. El “marxismo” todavía tiene la mayor preferencia entre la generación Z (30%) y los millennials (27%), en comparación con otras generaciones. Sin embargo, la favorabilidad del “marxismo” ha bajado 9 puntos para los millennials, mientras que ha subido 6 puntos para la generación Z desde 2019. El 26% de la generación Z cree que el marxismo se parece más a un estado totalitario que suprime la libertad de sus ciudadanos, en comparación con el 72% de la generación silenciosa (mayores de 75 años) y 58% de los boomers.

En general, el 85% dice que sabe al menos un poco sobre socialismo. Sin embargo, el 68% de los estadounidenses no define el socialismo como el gobierno y no entiende los términos de control estadal y de controles económicos y sociales.

El problema no es la búsqueda de una sociedad mas igualitaria o el sentido de justicia social dentro del discurso socialista, es el populismo que surge de la dialéctica lo que representa un riesgo para la sociedad estadounidense. Los extremismos de izquierda y derecha son peligrosos para toda sociedad, representan gríngolas divisorias que traen la ineficiencia de los gobiernos, violencia y la pérdida del sentido de comunidad.

El segundo problema es el abuso del mensaje socialista para esconder ineficiencias de políticos incapaces. Bajo las banderas del gasto social se esconden múltiples ineficiencias y corrupción en el manejo de programas sociales y beneficios colectivos. La alternativa a la ineficiencia siempre resulta en políticas erradas de incremento de impuestos supuestamente a los más ricos, pero la realidad es que los más ricos no pagan impuestos porque se protegen con estructuras financieras internacionales que les dan la posibilidad de un máximo de 15% impositivo antes de descuentos por deudas y pérdidas. Al final es la clase media trabajadora la que tiene que pagar todas las ineficiencias de los sistemas burocráticos y del populismo de políticas sociales mal elaboradas. Sistemas de salud a medias que resultan al final más costosos, rentseeking estructural, abusos de operadores de programas sociales, estructuras de redistribución que son abusadas por los que menos las necesitan, estafas con programas gubernamentales… y para usted de contar.

La piñata del COVID-19 que benefició más a los campos de golf que a familias más necesitadas es una prueba de los errores de diseño de las políticas públicas. La intervención del estado no es garantía de éxito en sistemas de redistribución.

En Estados Unidos hay una clara percepción de lo injusto del sistema actual. En la encuesta de VOC, más de la mitad (68%) de los estadounidenses piensan que los que más ganan no están pagando su parte justa en impuestos, el 49% dice que un cambio completo de nuestro sistema económico es parte de la solución.

Pero decir que Estados Unidos tiene un modelo 100% capitalista es un grave error, eso representaría una sociedad estructurada solo en el libre mercado, sin ninguna intervención del Estado. Tenemos un gobierno que vigila nuestras actuaciones, que controla la movilidad por motivos de seguridad y que activamente interviene en nuestras libertades. Realmente tenemos un gobierno que interviene en los mercados asignando tasas de interés, que regula el comportamiento de los operadores financieros, que interviene comprando las deudas de hipotecas, que financia programas sociales como el Medicare, Medicaid, Food-Stamps (SNAP), Affordable Care Act, Dissaster Relieve Funds, fondos de desempleo, entre muchos otros.

De hecho, si nos ponemos a calcular, un ciudadano de clase media paga casi el 50% de sus ingresos entre Federal Income Tax, Fica Tax, State Tax, Property Tax, Local Tax, Luxury Tax y Sales Tax. A ellos sumamos nuestras contribuciones con el sector sin fines de lucro con donaciones a las iglesias, organizaciones sociales y organizaciones con causas específicas. En otros países los sistemas de salud y educación universitaria se incluyen dentro de los beneficios del pago de impuesto, en Estados Unidos no sucede esto, así que a todo el arcoíris de impuestos que pagamos debemos sumarle el costo de los seguros de salud (que pagamos directamente o que pagan nuestros empleadores) y los costos de pago de matrícula de los Colleges/Universidades de nuestos hijos. Al final pagamos igual o más en impuestos y gastos supuestamente orientados al funcionamiento del Estado, prestación de servicios y la redistribución social que algunos países que se definen como socialistas.

Después de todo eso, ¿realmente se piensa que estamos en un país 100% capitalista?.

Es interesante en la encuesta cómo una sociedad individualista, usa libremente mensajes colectivistas y cuando le preguntan la mejor forma de solucionar sus problemas, la encuesta de VOC refleja un incremento en 7 puntos desde el 2019 en individuos que confían solamente en sí mismos para solucionar sus intereses (generación Z de 66-77%, millenials 66-82% y Gen X 86-91%). Si bien la preferencia a modelos socialistas crece, la desconfianza hacia el estado está en sus niveles más altos. Pero aun así un 26% de la población se inclina por cambiar el modelo político hacia un socialismo.





La encuesta también incluye las percepciones de diversos sistemas socialistas y comunistas, evaluación de preferencias políticas, así como otros datos muy interesantes.

Claro, lo anterior no quita que estemos en una sociedad que conserva grandes divisiones raciales, inequidades, abusos y desigualdades. Un país con grandes fallas estructurales y deficiencias en los sistemas educativos, así como con problemas en los valores de muchas comunidades. Pero eso no se cambia con el mero discurso político o con mayor intervención del Estado.

Los cambios estructurales no vienen de la mano de canticos, discursos o pintas en las calles; se requiere un cambio del contrato social y de revisar las causas reales de las inequidades. Asumir modelos políticos o económicos no soluciona el racismo. El cambio del discurso de los políticos hacia mensajes más progresistas no soluciona las barreras educativas. Es eliminar el rent-seeking y las ineficiencias en el modelo político-económico actual. No es cobrar más impuestos, lo que necesitamos es que se usen bien los impuestos excesivos que pagamos y se eliminen las trampas fiscales que muchos aprovechan para no pagar nada. Es muy fácil prometer un universo de programas sociales y crear la ficción de que “alguien” pagará, pero ese es el camino claro a seguir con la división actual. Es fácil proteger intereses y prerrogativas de grupos poderosos con discursos religiosos o sembrando el temor en la población.

La ineficiencia de los políticos, no importa si se venden de progresistas o conservadores, en promover políticas publicas adecuadas, en legislar sin priorizar sus intereses y en lograr consensos, no se va a cambiar con discursos ideológicos.