Hace siete años y medio me toco conocer al recién electo presidente de Estados Unidos Barack Obama. En una reunión con otros 4 líderes de países con gobiernos autoritarios compartimos con el presidente nuestras expectativas con la nueva administración y una revisión de las prioridades y de la situación de estos países. La impresión que me dio el presidente Obama con el primer “apretón” de manos es de una persona bastante distante y el intercambio de palabras ayudo a mi impresión de que estaba frente a un ególatra. Conversando más en privado le recordé al presidente que no había mencionado en su conversación sobre la política internacional a países como Cuba, Venezuela o Nicaragua, a lo que me respondió, “el presidente soy yo”.
Esa respuesta considero que es lo que ha marcado su administración, en particular con los fracasos en materia internacional. No es de extrañar que su falta de visión clara del peligro de Isis o la falta de estrategia con Siria llevara al desenlace que estamos observando; que su terquedad con ser el primer presidente en varias décadas en visitar a Cuba que ahora ha fortalecido al régimen con un flujo adicional de recursos y un incremento en la represión; del apoyo a un falso dialogo en Venezuela; una mala política de amistad hacia el dictador de Nicaragua; la estrategia bilateral con Brasil; la falsa promesa del cierre de Guantánamo; y la mentira continuada al votante latino de una inexistente política migratoria, cuando en realidad ha sido el presidente que más deportaciones ha impulsado en los últimos años. Dos Millones Ochocientos Cincuenta Mil (2,850,000) deportados, un incremento anual de más de 20% para Centroamérica. El éxito de Obama ha sido esconder bajo la alfombra estos números y jugar a la política con las esperanzas de muchos jóvenes. Los “Dreamers” se han quedado soñando en la posibilidad de tener solventada su situación, en su lugar ahora están en mayor riesgo. Para la administración Trump sólo necesita continuar las políticas Obama y tendrá 3 millones de deportados, un poco de promoción de lo que ya está ocurriendo y será el héroe de los que quieren a todos los latinos más allá del muro.
Le extraña a alguien que los latinos no votaran masivamente por Hillary Clinton?, a quien le puede extrañar que muchos cubanos hayan hecho campaña en Florida por Trump y que los demócratas perdieron Florida.
Si hablamos de la reforma al sistema de salud, que supuestamente es la clave de su legado; la soberbia y el apuro de nuevo conspiraron, Obama debía resolverlo de una vez y sin procurar “compromisos” que ensombrecieran su legado, lo que ha llevado a un desastre en cuanto a pérdida de recursos, incremento de los costos de las pólizas y la perdida de la oportunidad. Los estudios de muchas décadas indicaban que se debía tener un acercamiento que involucrara cuatro elementos: 1) Reducción de los costos de los prestadores de servicios de salud y de medicinas, 2) Reducción de los litigios inescrupulosos hacia prestadores de salud que obligan a tener seguros millonarios y exámenes innecesarios, 3) Incremento de las estrategias de descarte, prevención y atención temprana, y 4) Cobertura universal. Siendo lo más sencillo la cobertura universal eso ha sido lo que cubrió el Obamacare, no atendiendo a los otros factores del sistema. El resultado, primas que se incrementan en más de un 20% anual, además del incremento de lo que los pacientes o asegurados deben cubrir antes que el seguro empiece a pagar (Out of Pocket) que llega a los US $ 5,000. Atendio el Presidente Obama las numerosas recomendaciones?, pues no. El sistema continúa disfuncional y ahora hay que cargar con los costos que ocasionó una política fallida. Lamentablemente la administración Trump tampoco pareciera entender el problema y los eternos lobistas de las compañías de seguro, hospitales, farmacéuticas y otros sectores que se benefician de la falla, llevarán a no tomar las medidas adecuadas.
El uso excesivo de las medidas ejecutivas, el gobernar sin negociar y sin diálogo, eso ha sido una característica de la administración, el ego nuevamente del Presidente Obama nos llevará a mayores problemas en el futuro cuando la administración Trump simplemente continúe gobernado por órdenes presidenciales.
El “éxito” económico del presidente Obama ha sido a costa de la clase media que se ha visto debilitada en estos ocho años. Las medidas de rescate de la economía como siempre se orientaron en los más poderosos y nos dejaron a los contribuyentes a pagar las cuentas. Que pararía con las demandas hacia Wall Street, los banqueros y todos aquellos que nos llevaron a la crisis inmobiliaria?. Al final fueron ellos los que demandaron sus “beneficios” caídos y pareciera que han venido calladamente ganando las demandas. Somos los contribuyentes los que hemos perdido la inversión en viviendas, que afrontamos la perdida de nuestros fondos de pensión y que nos empobrecimos. Si un éxito financiero el quitar a los pobre para dar a los ricos, eso no suena muy progresista. La suerte de una caída de los precios del petróleo más una caída de la economía mundial al final benefició a Obama y ha mantenido al país en un manto de deuda externa que ayuda a cubrir sus políticas deficientes. Esa economía de los ricos con disfraz de políticas de pobres ha hecho que los votantes demócratas tradicionales del “RustBelt”, los trabajadores que no se sienten identificados con su gestión por haber sido abandonados, votaran por Donald Trump.
Si analizamos realmente la derrota demócrata en las elecciones, no es como dice en Sr. Obama que el habría derrotado a Trump si el hubiera sido el candidato (hay que tener verdaderamente poca humildad para dar ese tipo de declaración), es realmente por culpa de Obama que Trump ganó. Si, hay que tener claro que la campaña de Hillary Clinton fue terrible, sus “allegados” de grupos cuestionables, la sombra de sus emails, la falta de mensaje y su mala elección de candidato a Vicepresidente, un desastre, pero los estados claves se perdieron por el ego de Mr. Obama. Hillary gana el voto popular pero pierde en los estados claves por el legado de Obama. cansancio de promesas vacias.
Hay muy poco de “legado” por defender dentro de la administración Obama, queda más bien es mirar hacia adelante. El mayor legado de Mr. Obama es Donald Trump.
Le vienen tiempos muy duros a los demócratas para tratar de salir de los populistas y charlatanes o de la gerontocracia que va a ahogar las posibilidades de éxito en las próximas elecciones. Pensar en Sanders, Warren, Michelle Obama, Biden o Kaine, realmente no hay alguien mejor?. Un cambio hacia generaciones jóvenes y el rescate del votante trabajador, la verdadera política hacia las minorías, la lucha por los inmigrantes y el rescate de las ideas, eso es la clave.
A los Republicanos les toca no perderse dentro del populismo y el nuevo ego que se muda para la Casa Blanca. Les toca realmente hacer el balance entre lo que realmente es necesario para el país y lo que es necesario para Donald; de lo que son los Tweets del minuto y de lo que realmente necesita el país para no caer en una mayor crisis y en otra burbuja. De lo que debe ser la política internacional y de lo que son parte de un reality show.
Vienen tiempos difíciles e interesantes para los que hemos hecho de la política una parte de nuestra vida.
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