Sunday, November 22, 2020

Biden en arenas movedizas en Latinoamérica


OPINIÓN | Biden en arenas movedizas en Latinoamérica

Un territorio con minas antipersonales será la definición de la política para Latinoamérica para el presidente Joe Biden

Publicado en El Tiempo Latino y El Planeta 20 de Noviuembre de 2020

Por Dr. Carlos Ponce - Académico de Columbia University, Senior Fellow de Victims of Communism Memorial Foundation

Un territorio con minas antipersonales será la definición de la política para Latinoamérica para el presidente Joe Biden. Serán tiempos complicados en cuanto a lo interno y a nivel regional.

Por un lado, están las divisiones internas de su partido, con un ala radical de izquierda que abraza criterios comunistas y marxistas. Un ala que apoya abiertamente la dictadura cubana y la narco-dictadura venezolana. Muchos artistas, líderes y políticos ligados a esta tendencia han recibido apoyos económicos del régimen de Venezuela. Muchos de ellos han viajado a Cuba, Venezuela y Nicaragua y quieren que no exista ninguna presión o sanciones contra estos regímenes. Otro sector del círculo cercano del presidente participó en las negociaciones fallidas de la administración de Barack Obama con la dictadura cubana; un experimento que solo benefició al régimen de la isla. Ellos nunca reconocieron errores y podrían tender a políticas similares con la región. Los funcionarios que participaron en la administración Obama deben bajar el ego y aprender de sus errores para no volver a cometer errores similares o peores. En el corazón de Biden también ha quedado la estrategia inconclusa de la Alianza para la Prosperidad en el Triángulo Norte, ideada por Joe Biden y cancelada por Donald Trump.

Las diásporas venezolana y cubana se volcaron a votar por Donald Trump con la esperanza de continuar con mensajes duros y supuestas políticas “radicales”. Este sector siempre se opondrá a cualquier iniciativa de Biden. Algunos de ellos siguen soñando con el “héroe salvador” Trump que salvaría a esos países a punta de discurso. Esta diáspora cada día mas influyente en el pantano de Washington, DC, sumada a un partido republicano que pareciera retener el control del Senado, le hará la vida imposible a políticas que no sean radicales. Debemos tomar en consideración que el Senado puede tardar meses en confirmar los nominados para puestos claves del hemisferio occidental.

A nivel de prioridades, la crisis del COVID-19, el déficit presupuestario, la posible crisis inmobiliaria, la pérdida de empleos con la pandemia, la crisis racial y otros temas prioritarios para la agenda nacional van a mantener la atención de la administración en sus primeros años. A esto se suma la lentitud habitual en la selección, designación, nombramiento y confirmación de los candidatos a puestos claves para el gobierno, incluyendo la posible oposición del partido republicano a varios candidatos.

En la región no se ve mejor el escenario con los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador en México y la dupla Fernández-Fernández de Kirchner, así como el triunfo de la izquierda bucólica totalitaria en Bolivia originando el regreso de Evo Morales, el posible triunfo del títere de Rafael Correa en Ecuador y posibles avances de esos factores totalitarios en Honduras, representan un viraje a la izquierda populista autoritaria. A ello hay que sumarle la posibilidad del triunfo de candidatos más moderados de Centro-Izquierda en Chile, Perú y Colombia, quienes por solidaridad tienden a ser menos activos en temas de Cuba o Venezuela. La región se pinta de rosado y rojo, con lo cual surgirán embajadores para evitar políticas duras contra Nicaragua, Venezuela y Cuba. En algunos casos buscarán “negociaciones” suaves, eliminación de sanciones y diversas formas de diálogo. Dentro de ese mapa no podemos olvidar el populismo autoritario de Bolsonaro en Brasil y el camaleón autoritario de El Salvador, los cuales no lo ponen fácil para una administración que quiere hablar de democracia y derechos para todos. Colombia seguirá en crisis y países como Guatemala y Costa Rica se la verán con mayores presiones internas y posibles enjuiciamientos a sus presidentes.

Donald Trump experimentó con una estrategia de discursos duros y sanciones diversas, pero las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua han demostrado ser bastante resilientes y consiguieron aliados en Rusia, China e Irán. El error de la administración Trump de jugarse todas sus cartas a Juan Guaidó y el G-4 (grupo de partidos de oposición con mayor presencia parlamentaria) en Venezuela, lo que ha generado es mayor frustración en la oposición real de calle en Venezuela. Joe Biden encuentra un problema de dimensiones regionales pero un agotamiento del discurso y pocas herramientas efectivas para generar resultados diferentes a corto plazo. A Biden no le quedará otra que bajarle el tono al tema de Venezuela y reducir las expectativas. Las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela harán lo que saben mejor: seguir reprimiendo y seguir ganando tiempo. Definitivamente para Biden será difícil mantener la dialéctica de Trump y necesitará bajar el acelerador en esos países.

La alternativa para la próxima administración no es fácil, si sigue el discurso duro y las sanciones se verá como una réplica de la administración Trump, y hasta ahora todos los gobiernos han tratado de dar una cara distinta de la administración que los precede. Por otro lado, el discurso de buen vecino lo obligaría a escuchar los lobby regionales a favor de los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Lo más seguro es que se enfoque en el tema que maneja mejor y que le generará mejores frutos a corto plazo y son las alianzas económicas en Centroamérica y México para poder atender el tema migratorio. Otros temas regionales pasarán al congelador en espera de que no estallen mayores crisis. La prioridad será en tema interno.

Las fallas de las administraciones de Bush, Obama y Trump con Cuba, Venezuela, Nicaragua y Latinoamérica han sido el enfoque a corto-plazo, la falta de planificación, falta de análisis de escenarios, el descarte de estrategias de la administración anterior sin el debido análisis, la poca convocatoria a expertos regionales, la ceguera en objetivos puntuales, los egos que impiden la consulta real y tratar de redescubrir todo el tiempo el agua tibia.

Eliminar todo lo anterior simplemente porque viene de otra administración ha sido un error caro que pagamos los contribuyentes con cada nueva administración.

En el caso de Cuba, Nicaragua y Venezuela, las sanciones recientes contra funcionarios y empresas lograron parcialmente su objetivo, no han logrado el impacto final de arrodillar a las dictaduras porque han sido progresivas, aisladas de estrategias y poco coordinadas a nivel internacional. El resultado es que los regímenes han procurado escapes y alternativas con aliados de mafias criminales, narcotráfico, lavado, tráfico de oro y la intervención de Rusia, Irán, China y Turquía. Eliminar sanciones sin cambios efectivos en esos países tampoco sería una buena idea porque les permite a las dictaduras, sus corruptos y asesinos, contar con la impunidad. Estas dictaduras se alimentan del tiempo. Los corruptos de Venezuela, Cuba y Nicaragua pierden millones de dólares a diario por las sanciones individuales y las restricciones económicas, de participar en la bolsa y movilidad financiera y física, estos harán lo imposible por liberarse de sanciones. Lamentablemente ya tienen sus lobistas dentro de la nueva administración. Si la administración Biden vuelve al error de darle todo a Cuba a cambio de una foto en un partido de baseball o si levanta las sanciones a los corruptos y violadores de derechos humanos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, estaría volviéndose cómplice de las mafias corruptas y criminales que aprovechan los mercados internacionales. Las crisis en estos países son por la corrupción y por los regímenes terribles, no por las sanciones a individuos o empresas.

Unos grandes retos para el presidente Biden será el tema migratorio, la reivindicación de los latinos, mejorar las relaciones comerciales con la región, ganarle a China en las relaciones con los países del hemisferio occidental, narcotráfico, violencia, instabilidad regional…. Y sumado a todo ello el tener que coordinar y conciliar posturas con los diversos gobiernos para lograr una exitosa Cumbre de las Américas en Estados Unidos a finales del 2021. Lograr la participación de todos los presidentes va a requerir cesiones por parte del equipo de Biden.

Para la Cumbre de las Américas será prioritario que el presidente Biden logre un equipo multidisciplinario con expertos nuevos y conocedores del tema del hemisferio occidental, así como abrir consultas en los países para lograr tener clara una estrategia que no solo contemple Venezuela, sino que sea una verdadera estrategia regional. Latinoamérica avanza a una nueva hora menguada de totalitarismos populistas de izquierda y derecha, lo peor en este momento seria esconder la cara.

Si la decisión de Biden es traer al mismo grupo de Latinoamérica y el Caribe que sirvió en diversos roles bajo la administración Obama, mi recomendación es que vean con humildad sus errores y que tengan mayor amplitud a la critica y a la construcción de nuevas estrategias. Volver a hacer lo mismo traerá los mismos resultados. Biden debe incluir a nuevos actores en una visión mucho mas diversa del tema latinoamericano.

Sería un error de Biden y su equipo el enviar a la región al congelador, lo importante debe ser priorizar un equipo que esté abierto a consultar y planificar a mediano plazo, evaluar realmente los escenarios, priorizar las políticas que tengan detrás esos análisis de escenarios e impacto, diseñar las estrategias con pincel y abandonar la brocha que tanto daño le ha hecho a lo posible.

Saturday, November 14, 2020

Todos Vuelven

 

OPINIÓN | Todos vuelven

“Lo que vuelve a Latinoamérica es lo peor de una mezcla de libros obsoletos con conductas autoritarias”

Publicado/Published El Planeta / El Tiempo Latino  November 13, 2020

Jóvenes en contra del regimen de Ortega, rezan en Managua, Nicaragua, antes de unirse a una caravana en protesta a un ataque de la policía y grupos paramilitares pro Ortega a la la ciudad de Masaya. | FOTO: Juan Carlos — For The Washington Post Juan Carlos — For The Washington 

Opinión por el Dr. Carlos Ponce - Académico de Columbia University, Senior Fellow de Victims of Communism Memorial Foundation

La incapacidad de los gobiernos latinoamericanos de atender la pandemia sumada a la falta de creatividad para solventar los problemas de larga data, ha vuelto a generar el caldo de cultivo para el retorno de los populistas autoritarios de la “revolución” Rosada. No hablamos de la izquierda progresista democrática, lo que regresa es lo peor de una élite de corruptos autoritarios que usan el mensaje social para eternizarse en el poder.

La elección en México de López Obrador y la elección de Alberto Fernández, en llave con Cristina Fernández de Kirchner, en Argentina, han sido simplemente el abrebocas para el regreso de la izquierda bucólica en Latinoamérica. Le ha seguido el triunfo de Luis Arce en Bolivia del partido MAS, del depuesto Evo Morales. De hecho, Evo Morales ha regresado triunfante a Bolivia y toda la corrupción, estupro y demás crímenes parecieran olvidados. Veremos a Evo gobernando Bolivia en unos pocos años.

En Panamá, el triunfó de Laurentino Cortizo en mayo de 2020 trajo al poder a la centro-izquierda, claro está, una tendencia muy pragmática.

En Ecuador todo indica que Andrés Arauz, pupilo del ex presidente y prófugo de la justicia Rafael Correa, se encamina a un posible triunfo electoral. Hay un absurdo número de 18 candidatos inscritos para competir por la presidencia y nuevamente la obsesión de poder de Guillermo Lasso, quien no gana elecciones y divide a la oposición. A menos de 3 meses de la primera vuelta electoral del 7 de febrero de 2021, las preferencias marcan a Arauz con el 49%. Arauz es simplemente el retorno del Correismo y sus malas mañas al Ecuador. Ya se ha anunciado la contratación de servicios a la dictadura cubana y el retorno del autoritarismo al estilo Correa.

En Honduras no se ve mejor cara, luego del autoritarismo de derecha de Juan Orlando Hernández, pareciera que se avanza al regreso en la sombra de Mel Zelaya. Las elecciones internas de los partidos en marzo de 2021 definirán la ruta. Por el partido de Gobierno (Partido Nacional) compite el alcalde de Tegucigalpa, Nasry Asfura (papi a la orden) y el presidente del Congreso, Mauricio Oliva. Una victoria de la élite política fracasada tradicional representada por Oliva pondría el triunfo a la esposa de Mel Zelaya a pie de urna electoral. En Honduras el partido Liberal dejo de tener relevancia y nuevamente la elección será un pulso entre la sombra de Zelaya y el Partido Nacional. Honduras sigue hundido en una terrible crisis por la corrupción, gobiernos deficientes y la falta de voluntad del empresariado. El triunfo de Xiomara castro sería regresar a Mel al poder indirectamente.

Vienen cambios también en Brasil. Luis Ignacio (Lula) de Silva, esta aprovechando la crisis del COVID-19 para pasar factura a Jair Bolsonaro. Veremos muchos tiempos de turbulencias para una forma de gobierno autoritaria de Bolsonaro que puede llevar al retorno de Lula mediante algún candidato de su autoría. También puede ser el momento para un candidato/a de Centro que se diferencie de la corrupción de Lula y el autoritarismo de Bolsonaro en las elecciones del 2022.

El 21 de noviembre de 2021, Chile elegirá a un candidato progresista, seguramente más moderado que sus colegas en los demás países de la región. Pereciera que el exministro Francisco Vidal pudiera ser una de las figuras fuertes y posible próximo presidente de Chile.

Perú ya eliminó otro presidente y va a elecciones bajo una crisis profunda y cualquiera puede ser el resultado. Por ahora es la izquierda quien saca ventaja, por los momentos el Frente Amplio, una coalición de movimientos ciudadanos, partido comunista, grupos ecologistas, movimientos de tierra e indígenas, es la primera mayoría del Congreso y se perfila con altas posibilidades en las elecciones del 2021.

La fragilidad de Colombia continuará y las protestas siguen. Las posibilidades de la izquierda de un triunfo electoral en el 2022 crecen si eligen un candidato con mayor presencia y menos desatinado que Gustavo Petro. Un candidato de centro-Izquierda con menos dogma contradictorio, como lo ha sido Petro, probablemente va a tener mayor fuerza del electorado y por primera vez Colombia va a mirar hacia la izquierda.

Lo más seguro es que el desgobierno de Guatemala termine en una crisis de mayores proporciones y se den elecciones adelantadas.

Otro país en el cual se incrementarán las presiones es en Costa Rica, diversas averiguaciones avanzan contra Carlos Alvarado y recibe ataques de varios sectores. La propuesta de traer educadores Cubanos es un mal paso en lo que indica el incremento de la influencia de Cuba.

Uruguay recientemente estreno presidente, pero realmente ningún país esta vacunado contra la protesta social. Igual es el caso de Paraguay.

El proceso de Nicaragua pareciera una crónica de una muerte anunciada y la permanencia en el poder del tirano sanguinario, Daniel Ortega pareciera ir avanzando por la falta de posibilidades reales de la oposición para frenar el fraude electoral del próximo año.

Para Venezuela, el fraude electoral del próximo 6 de diciembre le dará de nuevo el control del parlamento al tirano Nicolas Maduro, este narco-tirano sanguinario aprovechó y aprovechará el apoyo que sigue recibiendo de Irán, China, Turquía, Cuba y Rusia para mantenerse en el poder y sumará voces a favor con el viraje a la izquierda en la región. La falta de efectividad de la propuesta de oposición light de Lopez-Guaido-G4 han dado aire al tirano y le ha permitido ganar tiempo. Tiempo y represión son las mejores herramientas de permanencia en el poder para dictaduras. Maduro simplemente aprovechará el tiempo que le tardará instalar a sus equipos a la administración de Joe Biden en Estados Unidos, sumados a las contradicciones del partido Demócrata y los cambios de colores en Latinoamérica. Maduro parece sobrevivir otro inning.

Maduro y sus secuaces saben que le vienen mejores tiempos con un renovado mapa regional y la presión que sus amigos traerán a la Organización de Estados Americanos y a la agenda internacional para vender diálogos y negociaciones que no llevan sino al mismo punto de partida.

Otro que pescará en río revuelto será el régimen cubano, que aprovechará el viraje a la izquierda y el regreso de sus amigos para inundar la región de médicos y servicios cubanos que le permitan generar ingresos y seguir sobreviviendo. Los amigos de la dictadura cubana en los gobiernos de Argentina, México y Bolivia, sumado a los posibles cambios en otros países, así como diversos grupos de apoyo en Estados Unidos, permitirán que se baje la presión contra Cuba.

Entre el autoritarismo de derecha de El Salvador, Honduras y Brasil; y el de izquierda de Nicaragua, Venezuela, Cuba y ahora Bolivia, más los avances al vacío de Argentina, parece una región explosiva.

Como lo escribí varios meses antes de la elección en El Salvador, ya era predecible el talante autoritario y populista de Nayib Bukele, su capacidad camaleónica le ha permitido estar entre izquierdas y derechas sin ningún pudor. En el 2021 seguirá incrementando su autoritarismo y presionará para cambios constitucionales o decisiones judiciales que le permita su reelección. Un tirano populista ególatra no tiene ni izquierdas ni derechas, solo tiene la obsesión por el poder.

Definitivamente las elecciones de Honduras. y Ecuador podrían lograr que todos vuelvan y se re-dibuje el mapa de la revolución Rosada. Lamentablemente no es una izquierda moderna, progresista y enfocada en una gestión eficiente del estado, así como en un balance entre el crecimiento y le inversión social. Hablamos de lo que vuelve es lo peor de una mezcla de libros obsoletos con conductas autoritarias.

Lo que nos mostraron esos mismos mandatarios en el primer capítulo de sus historias no fue nada bueno, podemos predecir entonces que vienen tiempos bastante complicados para Latinoamérica.

Otros países parecieran enfocar a un progresismo de mayor profundidad y coaliciones de centro-izquierda, como lo son los casos de Chile, Panamá y Perú. A la centro-derecha le toca ganar presencia en Brasil y preservar su espacio en Paraguay y Uruguay.

El mapa de Latinoamérica se vuelve de una mayoría izquierda bucólica/populista/autoritaria, tendrá una minoría de centro-izquierda progresista, con unos trazos de derecha populista y un vacío de gobiernos verdaderamente democráticos.

La región necesita de menos tontera ideológica, menos autoritarismo, menos corrupción, menos burocracia y menos disfuncionalidad. Lo que necesita es mandatarios que creen oportunidades de trabajo, inversión y progreso para todos. Menos de lo mismo sería mejor para la región.