Thursday, August 9, 2012

Oswaldo Payá Sardiñas y la Hipocresía latinoamericana


   Dr. Carlos E. Ponce, Co-Editor de "NUEVA POLITICA"

La muerte de Oswaldo Payá ha sido un hecho trágico, no sólo por la perdida de un luchador democrático, sino por recordarnos la gran pena de las falsas ideologías en nuestra Latinoamérica y la poca solidaridad con el pueblo de Cuba.

Luego de más de 50 años de una dictadura terrible que ha abusado sistemáticamente de los derechos humanos, que ha invadido otras naciones, que ha abusado el poder para consolidar una autocracia gerontocratica elitista, francamente, Quien puede seguir dudando que lo que ha existido en Cuba ha sido y sigue siendo una terrible dictadura?.

Cuando se habla del tema político de Cuba salen a rabiar las opiniones en contra del bloqueo y de unas historias que se quedaron 50 años atrás, unas historias ya envueltas en naftalina de una guerra fría que termino varias generaciones atrás. Muchos/as presidentes y cancilleres gritaban abiertamente por la entrada de Cuba a la Organización de Estados Americanos o la participación del gobierno autocrático en la Cumbre de las Américas, incluso a la invitación de Cuba a cualquier nueva formula de organización regional. Pero que triste que estas mismas voces no se unan a denunciar la violación sistemática y perversa de los derechos humanos en Cuba, la persecución de la disidencia, la inexistencia de cualquier forma democrática.

Que los jóvenes de nuestra región caigan en la tentación del mercadeo “revolucionario” cubano y sigan usando camisetas con imágenes del asesino del Che Guevara es entendible, pero que siga existiendo la obsesión de la foto con el dinosaurio sanguinario de Fidel Castro por parte de los presidentes y pseudo lideres de la región, eso si es grave. Que dictadores como Hugo Chávez o Rafael Correa se exciten al ver a Fidel, eso es comprensible, pero que demócratas como Lula, Bachelet o Dilma se pongan en cola para tomarse la foto, eso si es triste. Que Luis Ignacio da Silva (Lula) celebrara en Cuba la firma del convenio entre Odebrecht en medio de la muerte de Zapata Tamayo, deja sin palabras a los demócratas de corazón. Que Ollanta Humala en su primer viaje decidiera visitar a Castro es bastante entendible, pero que Felipe Calderón y juan Manuel Santos cayeran en ese juego es vergonzoso. Es también triste que la visita del Papa Ratzinger a Cuba fuera todo un espectáculo para los hermanos Castro y que se reuniera con ellos pero no con la disidencia Cubana.Que sean países como la Republica Checa, Polonia o Taiwán los que apoyen programas democráticos en Cuba es muy bueno, pero que las naciones Latinoamericanas brillen por su ausencia, es patético.

Que las organizaciones de derechos humanos de la región, o aquellas que defienden la democracia no digan nada sobre Cuba o simplemente cambien el tema para hablar del bloqueo, es una forma de colaboracionismo con la dictadura. El bloqueo esta mal, pero ese es un problema que nada tiene que ver con la represión  en Cuba, mejor posición seria criticar el bloqueo pero activamente condenar a un régimen criminal.

La lucha de muchos mártires democráticos en Cuba, que día a día resisten la represión del régimen, que son perseguidos y torturados por simplemente querer una Cuba mejor, que no tienen nada que ver con las falsas ideologías que circulan por nuestra región. La causa de Payá y de tantos activistas Cubanos era, es y seguirá siendo la libertad.

Es triste que la izquierda en Latinoamérica no haya podido superar la adoración perversa de un régimen criminal y caótico y que siga rindiendo pleitesía a lo indefendible, que la dictadura de Cuba siga siendo protegida por algunos sectores de la izquierda y algunos fascistas de derecha que hacen negocio a costillas del pueblo cubano. De que socialismo moderno progresista hablamos si se sigue mirando al pasado sangriento con admiración?. No se puede hablar de progresista cuando se tiene un pie hundido en el pasado.

A Payá lo mataron tres veces, la primera con su asesinato a manos del régimen, la segunda con la mentira encubriendo su muerte y la tercera con la suma de las hipocresías de nuestros pseudo-lideres Latinoamericanos que se callan por conveniencia. Las venas de la región siguen abiertas, pero en este caso por las injusticias contra el pueblo cubano. Si la causa es verdadera la lucha no tiene muertos sino historias inspiradoras que fortalecen y ayudan a seguir el camino de la libertad.

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