Había libertad de opinar sin que te maltrataran sistemáticamente o perdieras todos tus derechos, por el simple hecho de no estar de acuerdo con una forma de pensar. Los corruptos robaban pero al final del día no se hacían los santos “revolucionarios”, eran corruptos y más nada.
Se podía ir al mercado a comprar lo que quisieras comprar, no lo que un gobierno decidiera vender.
Vivía en un país donde a pesar de todos sus males se podía progresar sin tener que vender tú alma al diablo o mejor dicho a la “revolución”, donde una persona trabajadora podía progresar sin tener que vestirse de rojo. Donde no se tenía que pedir permiso al tirano para ser feliz.
Un país con muchas contradicciones, con injusticias pero también con mucha fraternidad. Un país mestizo sin inventos de falsos enfrentamientos sociales.
Lamentablemente la elección de Carlos Andrés Pérez en 1972 inicio un tiempo de embrutecimiento sistemático de la clase política, social y económica del país. Se pasó de un país rural a una Venezuela Saudí. El petróleo se convirtió en el peor enemigo de la gente trabajadora e innovadora, se abrió la puerta a la corrupción desproporcionada que encuentra el mayor caldo de cultivo con el culto de la personalidad de Hugo Chávez y sus secuaces, para terminar ahora en el malandraje generalizado de la era Post-Chávez.
Pero pese a los males de la llamada Cuarta República allí se podía vivir, los que han vendido una Quinta República simplemente han engañado porque lo que hay es el basurero de la cuarta, el final de la depravación iniciada en 1972.
Crecí en una Venezuela donde se podía salir de noche sin temor a ser asaltado, violado, secuestrado o asesinado. Trabaje diversos proyectos de apoyo social en diversos barrios de Caracas y no sentía ningún temor en quedarme a dormir en las casas de los buenos amigos de lo que ahora son los barrios más violentos del mundo. Ahora las ciudades se han vuelto unas carceles donde gobiernan los criminales y las personas presas en sus casas.
Los corruptos de la mal llamada Cuarta República, los banqueros corruptos de siempre y las elites tradicionales simplemente han gozado la eliminación de controles y su asociación con la generación más corrupta de funcionarios públicos; los venidos dentro de las filas del Chavismo y ahora del Madurismo o del Cabellismo o del Ramirizmo o cualquier otra forma de la plaga corrupta que mal gobierna a Venezuela por los últimos 15 años. Una forma de narco-corruptos inmorales que se llenan la boca hablando de sus falsas virtudes. Y para colmo, una nueva generación de vagabundos con grandes apellidos asociándose con los “lideres” del Chavismo-Madurismo-Cabellismo-Ramirizmo-etc, los llamados Bolichicos. Unos tracaleros viajando en yates millonarios, comprando apartamentos de lujo en las mejores ciudades del mundo y viviendo la vida de reyes, mientras en Venezuela ni papel higiénico queda. Socialismo????, claro pero de la boca para afuera, porque los nuevos reyes no reparan en sus lujos.
Lastimosamente la Venezuela que yo pensé que era imperfecta y que necesitaba mejoras ya no existe, ahora queda es un sub-mundo controlado por unos esbirros mentirosos, abusivos y criminales. Los profesionales serios que no se han querido corromper han venido empobreciéndose o emigrando. La innovación se murió y ha sido sustituida por la improvisación chabacana de unos patanes. Se perdió la oportunidad historia de unos precios petroleros astronómicos. Se perdió la oportunidad de sacar al país de la miseria económica y educativa. En lugar de sacar a los pobres de la miseria se ha creado un país de pobres. Se ha llevado a la mendicidad como forma de sobrevivencia con programas sociales y se ha matado el incentivo por el trabajo y la superación.
Se ha premiado la inmoralidad y se ha convertido en la norma. Ha surgido una nueva clase económica de Bolichicos, Boliburgueses y otros especímenes que no tienen patria. Se ha endeudado al país con Chinos, Rusos, Iraníes y además se le ha llenado de terroristas, narcotraficantes y guerrilleros, se ha transferido el gobierno a Cuba y se sigue desangrando la economía.
Parte del país viviendo sometida a los designios de un grupete de farsantes y otra parte obligada a emigrar por miedo al crimen, cansada de la ignorancia o por sentirse perseguida en su propio país. Un país que recibía con brazos abiertos a los inmigrantes se volvió una fuente de trabajadores preparados, médicos, profesionales e innovadores para otros países.
Lo que un día fue lamentablemente ya no será… y tardaran varias generaciones en recuperar a Venezuela del desastre moral, social, económico, político, educativo, alimentario, de infraestructura, de seguridad, etc. El problema está en que mientras sigan estos incompetentes ladrones usurpando el gobierno no será posible arrancar la recuperación.