Los Macarras de la Moral

Como bien lo escribía y cantaba Discépolo en su famoso tango Cambalache: “los ignorantes nos han igualado”. Ver al inmoral de Daniel Ortega hablando de moral o de lucha contra la corrupción o de honestidad, francamente es enfermizo. Un individuo que se viola impunemente a su hijastra y que ha dejado en pañales la corrupción de Somoza (ex dictador nicaragüense) y que tanto el cómo su familia son parte de cualquier negocio que se pueda hacer en ese país, es francamente un insulto a la inteligencia.



Igual reacción producen los pseudo revolucionarios de Venezuela que dicen vienen obrando por el bien del pueblo y se han hecho multi-millonarios con la corrupción y destrucción de país petrolero. Una de las cabezas visibles más inmorales, vinculado con señalamientos de corrupción y relaciones con grupos ilegales de todo tipo, violento y violador de derechos humanos, es el actual presidente del parlamento de Venezuela, el Capitán Diosdado Cabello. Su discurso dista mucho de sus acciones y como muchos “revolucionarios” viene disfrutando de las preventas de un poder exclusivo y total por 16 años. Otros militares, políticos y banqueros de ese pobre país son responsables de la rapiña de corrupción inmoral que tiene a Venezuela cayendo en el abismo.

Por 16 años estos inmorales se han venido dando golpes de pecho y han perseguido sistemáticamente a cualquier opositor o persona que piense diferente a ellos. Han creado listas y procesos de discriminación y persecución, así como usan el control totalitario de los medios para intimidar, perseguir y generar campañas contra sus enemigos.

 En otras latitudes vemos como el dictador de Rusia, Vladimir Putin, usa un discurso de moralidad y anticorrupción para perseguir a los opositores, mientras alegremente se viene aprovechando del poder y violentando cualquier principio democrático. China es otro ejemplo de discurso moralista con grandes corrupción por parte del único partido en poder. La campaña por la moralidad de Recep Tayyip Erdogan tiene detrás el interés de muchos de sus grupos cercanos. En Estados Unidos mientras más homofóbico y persecutor pueda ser el discurso de algunos Senadores Republicanos, se ha encontrado luego que precisamente no tienen ni una pisca de moral en su sangre.

Y es que pareciera que es inversamente proporcional: mientras más se afanan en hablar de unos atributos morales menos moralidad tienen en sus venas.

“Sin prisa pero sin pausa, esos carcamales organizan sus cruzadas contra el hombre libre… Si no fueran tan temibles nos darían risa. Si no fueran tan dañinos nos darían lástima.” J.M. Serrat