Published/Publicado El Tiempo Latino y El Planeta 10/12/2020:
Teoria del Caos Venezuela El Planeta
Teoría del Caos contra la Tiranía de Venezuela
Dr. Carlos Ponce, Académico de Columbia University, Senior Fellow de Victims of Communism Memorial Foundation
El resultado de dos décadas del “Socialismo del Siglo XXI” en Venezuela es un país fallido, plagado de corrupción, carencia de servicios, hambre, miseria, violencia, criminalidad, destrucción y camino a una catástrofe alimentaria. Un país que obliga a millones de “caminantes” a huir buscando sobrevivir. Un país controlado por narcotraficantes, ladrones, mafias, guerrillas y grupos terroristas. El comunismo de Chávez-Maduro y sus titiriteros cubanos que lograron el efecto reverso del Rey Midas, transformar un país petrolero rico en una calamidad. Un país sin medicinas, sin servicios de salud, sin gasolina, sin comunicaciones y sin electricidad.
El falso igualitarismo para esconder un gran negocio de narcotráfico, lavado ilegal de fondos, tráfico de minerales, prostitución y corrupción. Un mensaje socialista plagado de sangre, de violaciones sistémicas de derechos humanos. Ya no solo son los informes de numerosas organizaciones sin fines de lucro de Venezuela y del mundo alertando de la completa destrucción del modelo democrático y de la sistemática violación de derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad. Son también los informes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y recientemente el duro informe de la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos sobre la República Bolivariana de Venezuela por parte de la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas. Todos estos informes coinciden en los crímenes de lesa humanidad, torturas, persecuciones, desapariciones forzosas, represión y violaciones sistémicas de los derechos humanos por parte del régimen de Nicolas Maduro y sus cómplices.
La dictadura de Maduro se ha venido sosteniendo en el poder gracias a la represión, el control férreo de la violencia policial y parapolicial, la compra de “líderes de oposición”, el aparato de inteligencia de Cuba y el apoyo de otros regímenes totalitarios como lo son el de China, Rusia, Turquía e Irán.
A pesar de que el líder de oposición y presidente del Congreso de Venezuela, Juan Guaidó, ha logrado el apoyo y reconocimiento de Estados Unidos y aproximadamente 60 países, quienes lo reconocen como el presidente legitimo de Venezuela, luego de casi 2 años, su apoyo popular ha mermado y la falta de una estrategia clara de mediano plazo y las contradicciones de sus acciones y de la cúpula de los 4 partidos de oposición principales (G4) han fracasado en sus intentos por una salida de Nicolás Maduro de su usurpación del poder. Diversas estrategias de negociaciones fallidas e impericia han marcado este fracaso. La complicidad de diversos operadores económicos (testaferros) del régimen con muchos liderazgos de oposición también han facilitado que la inercia permita a Maduro mantenerse en el poder.
El Gobierno de Estados Unidos ha venido incrementando la presión contra Nicolás maduro y su entorno criminal mediante declaraciones, presiones, sanciones, juicios y restricciones económicas. Si bien las sanciones han sido efectivas porque han debilitado la dictadura de Maduro, su progresividad ha impedido un impacto de choque fulminante, en su lugar el régimen ha venido buscando alternativas y diversas vías de eludir las sanciones. Por otro lado, el apoyo irrestricto y unidireccional de la administración de Donald Trump a Guaidó y el G-4 ha impedido ver los diferentes tableros de juego donde opera el régimen de Nicolás Maduro y los grupos criminales que cogobiernan con él. El Gobierno de Estados Unidos debe abrirse a diversos actores y apostar también por el fortalecimiento de trabajos territoriales y la consolidación de movimientos estratégicos como lo son la protesta activa de sectores estudiantiles, laborales, religiosos y comunitarios. La falta de servicios, de gasolina, de salud, de ingresos y de comida es una bomba de tiempo que le puede estallar a maduro en sus manos. Ha faltado una estrategia de largo alcance con planificación y análisis de escenarios. Esto debe ser una prioridad para la política exterior de estados unidos hacia Venezuela. La política del corto -plazo no ha llevado a mayores éxitos.
Nuevamente se abre la discusión “electoral” en Venezuela, con una farsa de elecciones parlamentarias el 6 de diciembre, sin garantías y con un 100% de probabilidades de fraude. Algunos factores de oposición han caído en la trampa y otros están deshojando la margarita; pero es la crónica de una muerte anunciada. Unas elecciones bajo un régimen totalitario criminal solo producen beneficios para la dictadura. No hay forma de salir de férreas dictaduras con puras elecciones. Tampoco se sale de la dictadura con consultas ciudadanas u otras estrategias de lavado de cara de oposiciones gastadas.
La salida de la dictadura no es electoral y tampoco milagrosa. Los payasos tarifados del régimen le hacen el juego a una “oportunidad electoral”. Otros esperan una invasión internacional para “rescatar” a Venezuela, pero eso no se va a dar en un país controlado por grupos criminales, el costo es muy alto y no hay quien asuma el costo político. Luego de 21 años de fracasos por salidas fáciles y milagrosas se debería hacer aprendido algo.
De igual forma los venezolanos juegan al debate político de la elección de Estados Unidos como si ello realmente ayudara a salir del tirano. Donald Trump ya mostró sus cartas y el tirano sigue allí, Joe Biden trae en su equipo para Latinoamérica muchos repitientes de políticas fracasadas hacia Cuba y Venezuela de la administración Obama.
Venezuela ha caído en una anomia destructiva que deja tierra arrasada, un proceso que deja una gran incertidumbre del futuro y de las posibilidades de que salga de esta pesadilla. Sin embargo, hay un factor que no se puede despreciar en escenarios como estos, es el factor del caos. La teoría del caos racionaliza el impacto de sistemas dinámicos aparentemente desordenados y desconectados y el efecto sincronizado real para lograr procesos de cambios. Pero incluso el caos requiere de planificación estratégica.
Se debe reducir la capacidad de maniobra de la dictadura. Es imposible para un gobierno el reprimir a millones de personas en múltiples zonas y al mismo tiempo tratar de sobrevivir. Mucha de la protesta social debe ser espontanea, pero coordinada entre elementos de base. La protesta debe tener sus liderazgos naturales, el error sería dejar que los mismos que han venido apagando las protestas con negociaciones o marchas para sus propios beneficios continúen su colaboración con el control social.
Hay que estar claros que la salida de la dictadura depende de una tormenta perfecta, que tiene que incluir demostraciones/protestas sistémicas coordinadas y continuas en todo el país, un cerco internacional completo (máxima presión), acciones judiciales en diversos países, y una actitud coherente de los factores de oposición. Tal vez el ciclo del caos ya arrancó y lo que hay es que seguir empujando para un día recoger los vidrios de un régimen que parece muy duro, pero es muy frágil.
Por Dr. Carlos Ponce, Académico de Columbia University, Senior Fellow de Victims of Communism Memorial Foundation
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